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miércoles, 11 de noviembre de 2015

la dieta en relacion con la colelitiasis

La colecistitis es la inflamación de la pared vesicular que se manifiesta por dolor abdominal, sensibilidad en el hipocondrio derecho, fiebre y leucocitosis. Se acompaña de reacción peritoneal y sistemática. La gran mayoría de ellas se producen por la obstrucción del conducto cístico por un cálculo.
La dieta en relación con la colelitiasis
AUTORES:
  1. Encarnación Chico García. Enfermera del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
  2. Lourdes Ortega Espinosa. Enfermera del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
  3. Silvia López López. Enfermera del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
  4. Laura Sánchez Martínez. Enfermera del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
  5. Lucia María Carrasco Plazas. Enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
  6. Mª José Periago Giménez. Enfermera del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Rafael Méndez, Lorca.
RESUMEN.
El propósito de este estudio es identificar los beneficios de la dieta de protección biliar  frente a la colecistitis (inflamación de la vesícula biliar). Intentar verificar los beneficios de dichas dietas para la disminución de casos de colecistitis así como sus beneficios para la disminución de las grasas. La identificación por parte de los usuarios de los alimentos que le son permitidos y cuáles de ellos le son perjudiciales.Las dietas implantadas en dicho hospital y en muchos otros, las recomendaciones dadas al alta sobre dicha dieta (tipos  de alimentos que pueden consumir y cuales están prohibidos). Dichas recomendaciones son dadas a todos los pacientes ingresados en este servicio cuando son dados de alta, y los usuarios que ingresaban sin tener ningún control sobre su dieta.
PALABRAS CLAVE: colelitiasis, dieta, colecistitis, vesícula biliar, cálculos biliares, colesterol.NTRODUCCIÓN.
El presente trabajo de investigación surgió de la necesidad de identificar y determinar la importancia de la dieta de protección biliar tanto para prevenir posibles problemas de vesícula como para mitigar los riesgos y complicaciones derivadas de la intervención.
MARCO  TEÓRICO Y REVISIÓN LITERARIA.
Cuando la bilis está sobresaturada de colesterol o pigmentos biliares pueden formarse cálculos mediante un proceso de precipitación, cristalización y agregación de estos componentes.
El 80-90% de los cálculos biliares están compuestos fundamentalmente de colesterol, y el 10-20% restante por pigmentos biliares. Los cálculos pigmentarios pueden ser negros (con una elevada proporción de bilirrubinato cálcico) o marrones (formados por precipitados de bilirrubina no conjugada y sales cálcicas de ácidos grasos).
Los componentes biliares mayores son el agua (80%), sales biliares, lípidos (lecitina, fosfolípidos, colesterol no esterificado y grasas neutras); los componentes menores son electrolitos, proteínas, bilirrubina conjugada, moco y desechos metabólicos.
  • La bilirrubina se halla en forma de mono y diglucuronato y es la responsable del color amarillo de la bilis.
  • Las proteínas, aunque en bajo contenido, estabilizan las sales de calcio y lípidos evitando la precipitación de cristales. Los electrolitos, en concentración similar al plasma, dan las propiedades osmóticas a la bilis.
  • El moco biliar protege la mucosa de la acción lítica de la bilis
Las alteraciones en la composición de la bilis son la base de la génesis de la litiasis, y las anomalías en su drenaje son pre-disponentes importantes facilitadores de los mismos, sobre todo de su multiplicación y crecimiento.
Se han referido cuatro mecanismos en la formación de la bilis litogénica
  1. Hipersecreción biliar de colesterol: Producida por: ingestión de estrógenos (anovulatorios), hipocolesteronémicos (clofibrato gemfibrozid), o disminución de las sales biliares en el íleon (enfermedad de Crohn, ancianos).
  2. Formación de micelios defectuosos. Se aumentará el colesterol libre y su cristalización
  3. Formación de núcleos. Usualmente de monohidrato de colesterol con agregación posterior de moco y solutos.
  4. Presencia de barro biliar. Sustancia densa rica en microcristales (de lecitina y colesterol), producidos por el fenómeno de nucleación y por desequilibrio en la secreción y absorción de moco (16)
Los cálculos puede ser formados por: Colesterol puro, mixtos y pigmentados (bilirrubinato de calcio) y sales inorgánicas.
De acuerdo al contenido de colesterol, los cálculos pueden ser clasificados como cálculos de colesterol, cuando el porcentaje de colesterol es mayor a un 50%, cálculos de pigmento, cuando el porcentaje de colesterol es menor a un 30%, y mixtos cuando el porcentaje de colesterol es entre un 30 y 50%. Adicionalmente los cálculos de pigmento pueden ser clasificados como negros o cafés.Cálculos de pigmento negro. Estos cálculos son negros como alquitrán, duros, aspecto brillante y cristalino. Se presentan en formas múltiples, son irregulares y menores a 5 mm. Su composición está dada en un 40% por polímeros de pigmento, 15 a 60% por sales de calcio (fosfatos, carbonates), 2% de colesterol y 30% de otros componentes. El 50% de ellos son radiopacos. La localización habitual corresponde a la vesícula biliar y a los conductos intrahepáticos.
Los grandes factores de riesgo en la patogenia de los cálculos negros son la hemolisis, la cirrosis hepática y la nutrición parenteral. No tienen relación con infección de la vesícula biliar o de la vía biliar.
La hemolisis con el exceso de bilirrubina no conjugadadetermina una conjugación incompleta de la bilirrubina, generando actuando ambas como un co-precipitante en forma de bilirrubinato de calcio, favoreciendo la polimerización y unión a mucina producida normalmente por la vesícula. En la cirrosis, entre otros factores, disminuye la secreción de sales biliares lo que afecta la solubilidad del pigmento y su unión a calcio. En el caso de la nutrición parenteral total, participan factores similares a los mencionados, donde se forma un barro biliar, que es un sedimento de cristales de colesterol más gránulos de bilirrubina en una matriz de gel-mucosa. En esta situación, el cálculo contiene un mayor contenido de colesterol que los cálculos negros clásicos, pero no tienen ácidos grasos que caracterizan al cálculo café. La aparición de barro biliar se ha observado al cabo de cuatro a seis semanas de uso, y siempre que el uso de nutrición parenteral total se asocie a ayuno.
Cálculos de pigmento caféEstos cálculos de color café anaranjado, se presentan en formas múltiples, de 10 a 30 mm, de consistencia regular y suave. Su composición está determinada en un 60% por bilirrubinato de calcio, un 15% por jabones de ácido grasos con calcio (palmetato, estearatos), 15% por colesterol y 10% otros componentes. Estos cálculos son radiolúcidos, localizados preferentemente en el colédoco y frecuentes en Oriente, mucho más raro en Occidente. Han sido asociados con fenómenos obstructivos crónicos o cuerpo extraño, como infección crónica de la vía biliar por nematodos, colangitis crónica, material de sutura retenido, estenosis de la vía biliar y colangitis esclerosante.
La localización de estos cálculos es en la vía biliar intra y extrahepática, incluso en ausencia de vesícula biliar y representan la mayoría de los cálculos recurrentes después de la colecistectomía. La composición bioquímica varía dependiendo de la localización, mientras más arriba en la vía biliar, mayor proporción de colesterol y menos de bilirrubina. En su patogénesis participan enzimas (ß-glucoronidasa), de los tejidos o bacterias, que desconjugan la bilirrubina conjugada, y fosfolipasa al, que generan ácidos grasos a partir de lecitinas. La conjunción de esta doble acción enzimática lleva a la precipitación ductal de bilirrubina y de colesterol y la consiguiente formación de cálculos suaves, grasos y moldeados a la vía biliar.Cálculos de colesterolEstos cálculos de aspecto amarillo blanquecinos, son de consistencia dura, cristalinos, a veces laminados y con un núcleo oscuro. Pueden ser múltiples (pequeños y facetados) o solitarios (de mayor tamaño, 2 a 4 cm y redondeados). Por definición, su composición está dada por más de un 50% de colesterol monohidrato y el restante 50% por glicoproteínas y sales de calcio. Son radiolúcidos y generalmente se ubican en la vesícula biliar y en el colédoco.
Su patogénesis se puede esquematizar en tres estadios. En el estadio químico, la bilis se sobresatura con colesterol y no puede ser solubilizada con sales biliares y lecitina .En el estadio físico, el colesterol precipita como microcristal ya que es insoluble en agua y debe ser solubilizado por las sales biliares y por lecitinas. La capacidad de solubilización de la bilis es limitada y el exceso de colesterol puede ser mantenido solo temporalmente como micelas supersaturadas. Este equilibrio frágil está representado por el clásico diagrama en que una disminución en la concentración de sales biliares, o una disminución en la concentración de lecitinas, o un aumento en la concentración de colesterol lleva rápidamente a desplazar al colesterol de una fase líquida micelar a un estado de cristales de colesterol que favorece la precipitación para luego entrar en un estadio de crecimiento (1 a 2 mm por año) agravado por ectasia vesicular.
La restauración hospitalaria se ocupa de elaborar y distribuir comidas, dietas, en aquellos centros donde se encuentran enfermos ingresados para ser diagnosticados y/o recibir tratamiento. La alimentación forma parte de las atenciones que el enfermo recibe durante la estancia en el hospital, no solo desde el punto de vista hostelero sino también médico, y en muchas ocasiones, la dieta se constituye parte del tratamiento de la patología que motiva el ingreso, de patologías previas o complicaciones acontecidas durante el tratamiento de las primeras (1)
El “Manual de Dietas” el cual se encuentra en la literatura como “un compendio de tratamientos alimentarios que se Establecen en un hospital, los cuales se presentan de forma escrita y de acuerdo a un plan previsto (2)
Las dietas nos sirven tanto para el restablecimiento de la salud como para prevenir futuros problemas de salud en relación al tipo de grasas que ingerimos con los alimentos. Así mismos es el primer tratamiento de elección cuando se padece esta patología y la sintomatología del paciente no es de urgencia.Con respecto a la dieta (según la OMS), las recomendaciones, tanto poblacionales como individuales, deben consistir en:
  • Lograr un equilibrio calórico y un peso saludables.
  • Reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos trans.
  • Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
La O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) considera una dieta equilibrada en nutrientes la que contiene aproximadamente la siguiente:
 Proteínas: no deben sobrepasar el 15%
Grasas: no deben sobrepasar el 30%
Glúcidos: el resto hasta el 100%.Es decir; una relación 1: 2: 4.
Los cambios de la economía alimentaria mundial se han reflejado en los hábitos alimentarios; por ejemplo, hay mayor consumo de alimentos muy energéticos con alto contenido de grasas, en particular grasas saturadas, y bajos en carbohidratos no refinados. La Consulta brindó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) la oportunidad de emplear los últimos datos científicos disponibles y actualizar así las recomendaciones de acción para los gobiernos, los organismos internacionales y los asociados pertinentes de los sectores público yprivado. El objetivo general de estas recomendaciones es poner en práctica políticas y estrategias más eficaces y sostenibles a fin de abordar los crecientes retos para la salud pública relacionados con el régimen alimentario y la salud. (3)
 Las dietas tradicionales, basadas en gran parte en alimentos de origen vegetal, han sido reemplazadas rápidamente por dietas con un alto contenido de grasa, muy energético y constituido principalmente por alimentos de origen animal.  (4)
La nutrición pasa a ser un primer plano para prevenir este tipo de complicación, ya que modificando el consumo de grasas ganamos en salud y en bienestar. También debemos de incluir en este apartado el aumento de la actividad física ya que con ello se disminuye la cantidad de grasa de nuestro organismo.Con lo cual este tipo de patología puede ser prevenible si incorporamos este tipo de dietas en nuestro estilo de vida y lo acompañamos de ejercicio físico. Este enfoque de prevención primaria es la acción más económica, accesible y  entendible por el paciente. La dieta tiene un papel crucial para esta patología funcionando como un factor de riesgo modificable.
La Conferencia Internacional sobre Nutrición de 1992 identificó específicamente la necesidad de prevenir y controlar los crecientes problemas de salud pública que representan las enfermedades crónicas promoviendo dietas apropiadas y modos de vida sanos (5-7). La necesidad de abordar la prevención de las enfermedades crónicas desde una perspectiva amplia fue también reconocida por la Asamblea Mundial de la Salud en 1998 (8) y, nuevamente, en 1999 (9). En 2000, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una nueva resolución sobre las bases generales para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles (10), y en 2002 adoptó otra resolución que instaba a los Estados Miembros a colaborar con la OMS para elaborar «… una estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud encaminada a la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles y basada en pruebas científicas y en las mejores prácticas, que haga especial hincapié en un criterio integrado…» (11).La experiencia de la República de Corea es también notable, ya que la comunidad ha mantenido en gran parte su dieta tradicional, basada principalmente en alimentos de origen vegetal, a pesar de los importantes cambios sociales y económicos (12). La República de Corea presenta tasas de enfermedades crónicas y niveles de consumo de grasas y de prevalencia de obesidad inferiores a los de otros países industrializados con un desarrollo económico similar (13).
La transición nutricional se caracteriza por cambios tanto cuantitativos como cualitativos de la dieta. Los cambios alimentarios adversos incluyen una dieta con mayor densidad energética, lo que significa más grasa y más azúcar añadido en los alimentos, una mayor ingesta de grasas saturadas (principalmente de origen animal) unida a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra, y una reducción del consumo de frutas y verduras (14).
Las dietas van evolucionando con el tiempo y con la influencia de factores como: ingresos, precios, creencias, tradiciones, preferencias… En consecuencia la FAO (la Organización para la Agricultura y la Alimentación) elabora anualmente hojas de balance de alimentos, que presentan los datos nacionales sobre la disponibilidad de alimentos (para casi todos los productos básicos y para casi todos los países).Estudio de Reducción de daño hepatocelular después de la vía biliar mediante la ligadura de los ácidos grasos omega-3, del hospital escuela médica de Boston(15):
Obstrucción de vías biliares y colestasis subsiguiente produce una lesión hepatocelular y una respuesta inflamatoria. Grasos constitución ácido de las membranas celulares desempeña un papel importante en la cascada inflamatoria. Los ácidos grasos Omega- 3 son antiinflamatorios. Hemos propuesto que la administración de suplementos de ácidos grasos omega- 3 podría reducir el daño hepatocelular y la muerte celular en un modelo murino de la vía  biliar de la ligadura.
Los ratones se sometieron a ligadura del conducto biliar y se les administró dieta de control o bien de soja ( omega- 6 ) o lacha dieta ( ácidos grasos omega – 3 ) ​​, y los parámetros de la lesión hepática se midieron en días postoperatorios 1 , 4 , y 8 . Se analizó el suero para pruebas de función hepática. El tejido hepático se anotó para la necrosis histológica y la inflamación, y la apoptosis se midió cualitativamente.RESULTADOS:
En el día 8, la comparación de control y Menhaden, pruebas de función hepática no fueron significativamente diferentes. Se analizaron y se anotaron los portaobjetos H & E. En el día 4, las puntuaciones medias de necrosis en el grupo Menhaden alimentado fue 0,01 + / – 0,028 y 0,46 + / – 0,108 para el grupo de la soja alimentado (P = 0,001) y en el día 8, 0.420 + / – 0.107 y 1.22 + / – 0,132 (p < 0,001). La puntuación de inflamación portal media de días 4 Menhaden – alimentado y ratones alimentados con soja fue de 1,40 + / – 0,245 para ambos grupos (p = 1,00) y para el día 8, 1,80 + / – 0,200 y 2,80 + / – 0,200 (P =. 008). En el día 1, la mediana de la transferasa terminal deoxynucleotidyl biotina -dUTP nick fin de etiquetado puntajes del Menhaden vs grupo de la soja fueron 6,0 y 0,0 (p < 0,001); día 4, 24.0 y 3.0 ( p < 0.001); y el día 8, 0.0 y 3.0 (p < 0.001), respectivamente.CONCLUSIÓN:
Aunque no parece haber una tendencia hacia la protección bioquímica y una marcada reducción de la necrosis y la inflamación, no hubo diferencias en las pruebas de función hepática significativa entre el control y los grupos de Menhaden. Teniendo en cuenta los datos de hepatotoxicidad histológico como los suplementos de ácidos grasos omega- 3 , que postula que esto puede ser un método para reducir las complicaciones a largo plazo de la lesión hepática secundaria a enfermedades de la colestasis , como atresia biliar , a saber, la fibrosis y la cirrosis(15)
La dieta es uno de los factores relacionados con el estilo de vida más importante y que ha sido ampliamente estudiado. El primer informe relevante fue una revisión de los datos disponibles acerca de la relación entre dieta y cáncer publicado por la Academia Nacional de Ciencia de EE.UU. en 1982. (16)Aunque se ha avanzado mucho, el proceso ha sido lento y más difícil de lo inicialmente previsto. Así, ensayos clínicos con distinto tipo de intervenciones dietéticas (por ejemplo: incrementando el consumo de fibra, fruta y verduras, disminuyendo la ingesta de grasas o administrando suplementos con una o varias vitaminas o minerales) han mostrado resultados muy poco concluyentes. (17)
El uso de la dieta baja en grasa después de la colecistectomía es controvertido en la literatura y entre los cirujanos, porque a pesar de una mejora significativa de los síntomas de haber sido documentadas con esta dieta, muchos médicos prescriben y, cuando no lo hacen, muchos pacientes continúan con él después de la cirugía por miedo, ya que los alimentos ricos en grasas son formas conexas de intolerancia y la aparición de los síntomas en el preoperatorio (18)
La etiología de los síntomas sufridos después de la colecistectomía es multifactorial, siendo objeto de estudios futuros que se deben dirigir a los cambios fisiológicos que se producen después de la intervención, con el objetivo, más allá de la prevención, la mejor selección de los pacientes para la colecistectomía electiva (19)Sólo en Estados Unidos hay aproximadamente 25 millones de adultos con colelitiasis, presentando un total de 800 mil casos nuevos por año. La colecistectomía es la 3a cirugía en frecuencia, con un número total de 500 mil al año. Adicionalmente, se reportan unas 6 000 muertes anuales y se considera que esta patología da cuenta de 2,5% de todos los costos anuales en salud (20)
En Chile, la prevalencia global en población mayor a 20 años se estima 17 y 30%, para hombres y mujeres, respectivamente, lo que constituye un universo de aproximadamente 2 300 000 personas adultas con antecedentes de colelitiasis o con patología biliar latente asintomática. Se describe que un 30 a 50% de los pacientes son sintomáticos, de estos, el 50% son sometidos a colecistectomía, y de las colecistectomías, la mitad son de urgencia y un 40% laparoscópicas (21)
Las cifras de prevalencia están basadas en estudios poblacionales realizados con ultrasonido en los que se describe que las mujeres tienen una mayor frecuencia de colelitiasis que los hombres y que la frecuencia de esta patología aumenta con la edad, en ambos sexos (22)El estudio realizado por Miquel y cols, entre los años 1993 y 1995, describió una pre-valencia global sobre 20 años, de 17 y 30% en hombres y mujeres, respectivamente. También demostró que la frecuencia en la población chilena mapuche fue significativamente mayor que en la población chilena hispana, y también mayor que en población Maorí, poniendo de relevancia el factor genético. En una perspectiva americana, los Indios Pima en Estados Unidos y los Mapuches en Chile presentan la mayor prevalencia regional, superando por mucho a la población hispana chilena, mexicana-americana, mexicana, peruana, cubana, portorriqueña, brasilera, angloamericana y española (23)
FORMULACIÓN DEL PROBLEMA¿Es beneficiosa una dieta de protección biliar para prevenir la colecistitis?
JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.El aporte de nutrientes para nuestro organismo es indispensable para mantener un grado de salud óptimo, pero dentro de dichos nutrientes a veces el abuso de algunos de ellos hacen que empeoren determinadas funciones del cuerpo. El abuso de las grasas de origen animal es algo muy común en nuestra sociedad, y a lo largo de nuestra experiencia laboral nos hemos dado cuenta que la gran mayoría de usuarios que eran ingresados no tenían nociones claras sobre los perjuicios del incremento en la dieta de algunas grasas.
La gran mayoría mejoraban con las recomendaciones dietéticas que se les daba al ser dados de alta de nuestra unidad, aunque para algunos otros era necesario una intervención programada y para los menos una de urgencia (con los riesgos que conlleva).
OBJETIVOS GENERALES.Identificar y clasificar las diferentes dietas que existen de protección biliar de la región de Murcia, para proponer en posterior estudio, las pautas generales a tener en cuenta para la planificación de recomendaciones terapéuticas en nuestra unidad.
Evitar la sobresaturación de colesterol en la bilis mediante la dieta.
Facilitar el reposo de la vesícula biliar para disminuir complicaciones.
Ajustar la alimentación al nivel de tolerancia digestiva.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS.
Entregar a cada usuario que sea ingresado en nuestro servicio recomendaciones dietéticas de PB.
Que los usuarios sepan identificar de forma clara y sencilla el grupo de alimentos a los que nos referimos.
Que sepan las tipos de cocción que puedan emplear para cocinar los alimentos.
Tipos de alimentos no recomendables, prohibidos y saludables para la salud.Mantener un peso adecuado.
Fraccionar la dieta en 5 tomas evitando comidas copiosas.
Suprimir el tabaco.
MATERIALES Y MÉTODOS.
En el presente trabajo se realiza una búsqueda de las revisiones bibliográficas y se consultan bases de datos: Medline/Pubmed, LILACS, seservier, dialnet, scielo, La Organización Mundial de la Salud, la FAO..
RESULTADOS.
Hay una gran variedad de artículos científicos así como de la bibliográfica consultada pero no hay unanimidad con lo que respecta a los beneficios de la dieta para la aparición de colecistitis, aunque la gran mayoría de ellos destaca los beneficios de una dieta baja en grasas.
CONCLUSIONES.
Debido a la diversidad de información encontrada hemos de recalcar lo beneficiosa que pueda llegar a ser una dieta baja en grasas tanto cuando el paciente ha sido ingresado en el hospital como cuando es dado de alta. Realizar una adecuada informaciónsanitaria sobre el proceso que ha sufrido y cuáles son los cambios que puede y debe hacer para prevenir futuros problemas en su salud.
Identificar los alimentos que le son permitidos y cuáles pueden agravar su problema, así como el ser conocedor de las dietas que están a su disposición al ser dado de alta del medio hospitalario
.RECOMENDACIONES.
Normas basadas en las recomendaciones del Colegio Americano  de Gastroenterología y la Asociación Americana de Gastroenterología (24)
LITIASIS BILIAR:(dieta sin grasas para problemas de vesícula biliar)
La dieta en las enfermedades biliares sirve para evitar los síntomas de cólico de vesícula biliar y dispepsia biliar, pero no evita la formación de cálculos. ¿En qué pacientes está indicada la dieta de protección biliar? En personas con cólicos biliares o después de la cirugía de la vesícula biliar (colecistectomía). Recomendaciones generales:
  • Coma lentamente y mastique bien.
  • Evite las grasas en todas sus formas.
  • Coma en pequeñas cantidades.
  • Evite los alimentos que producen gases y evite el estreñimiento.
Alimentos recomendados:
  • Infusiones calientes y suaves de té y manzanilla.
  • Leche descremada en pequeñas cantidades y aumentando progresivamente.
  • Sopas o papillas: o Sopa de caldo vegetal bien cocidas, de tapioca, arroz blando, fideos, pastas italianas. o Papillas muy cocidas de harina de avena, de lentejas, de maíz, etc.
  • Purés: o Puré de patatas, patatas cocidas con agua, al horno, o Puré de legumbres secas muy cocidas pasadas por el tamiz.
  • Pastas: o Tallarines, macarrones, purés, etc.
  • Carnes: o Ternera, conejo, carnero, hervidos, a la parrilla o asados, tiernos y divididos en pequeños trozos. o Pollo sin piel, gallina sin piel o pichón sin piel hervidos, a la parrilla o asados, tiernos y divididos en pequeños trozos. o Jamón magro, poco salado o dulce.
  • Pescados: Pescado blanco, lenguado, merluza, pescadilla, etc., cocidos en agua, sazonados con un poco de aceite o limón, a la parrilla o ligeramente rebozados con una capa de pasta.
  • Postres: Flan, mermelada, compota, zumo de frutas, frutas cocidas o manzanas crudas.
  • Pan y galletas: Galletas tostadas de pan blanco en pequeña cantidad, pastas secas, hojaldre o pan de bizcocho.
  • Tipos de cocción: o con poca grasa incorporada. o sin freír. o no calientes la grasa por encima de los 100 °C. o crudos, hervidos, planchas, vapor, papillotte (envuelto en papel vegetal o de aluminio).
  • Alimentos grasos (a evitar):
    • Cacao (chocolate).
    • La leche y sus derivados debe tomarlos desnatados. Todos los quesos contienen grasas y por tanto están desaconsejados.
    • Carne y derivados: debe eliminar la grasa visible. o Carnes grasas: cordero, cerdo, todos los embutidos. Sesos. o Carnes no grasas: ternera, pollo sin piel, pavo sin piel, caballo, conejo, carnero.
    • Pescados: o el pescado blanco apenas tiene grasa y por ello está recomendado en la dieta. o el pescado azul o pescado graso (10-12% grasa) está desaconsejado. o el marisco es bajo en grasa pero está desaconsejado.
    • Huevos (6% grasa). La grasa está únicamente en la yema y está totalmente desaconsejada.
    • Grupo de alimentos grasos: o El aceite crudo se tolera mucho mejor que el aceite de fritura que es desaconsejable. El aceite crudo debe repartirlo a lo largo de todo el día. o Las margarinas vegetales y las mantequillas están desaconsejadas. o Los frutos secos grasos (50% grasa) están desaconsejados. Cuando lleve algunas semanas sin síntomas puede probar otros alimentos o una cocción nueva, siempre con precaución y muy lentamente.
    Además debe evitar:
    • Alcohol: vinos fuertes y licores.
    • Tabaco.
    • Salsas, especias y picantes.
    Dieta en la colecistectomía (operados de vesícula): La colecistectomía es la extirpación de la vesícula biliar. Generalmente se realiza porque se producen cólicos biliares repetidos y por la presencia de cálculos en su interior. La dieta en el postoperatorio:
    1. Inicio de ingesta líquida a las 24 horas.
    2. Si se tolera, a las 48 horas, dieta semilíquida biliar baja en grasa (media ración).
    3. A las 72 horas, dieta blanda biliar (media ración).
    4. Dieta de continuación: dieta blanda biliar.
    5. Si la tolerancia es buena se seguirá con la dieta de de protección biliar en volúmenes moderados y durante 6-9 meses.
    SE DEBE COMER MENOS DE:
    – Grasas saturadas (cerdo, cordero, fiambres, tocino, mantequilla, quesos grasos, nata)
    – Alimentos que aporten colesterol (yema de huevos, sesos, menudillos, crustáceos, huevas de pescado.
    Alimentos hipercalóricos (azúcar y derivados, helados, mermeladas, chocolate, miel, pasteles) así como excesos de aceites, salsas, mantecas, foie gras y patés.
    – Utilización excesiva de sal y alimentos preparados y conservados en sal (salazones y conservas)
    – Alimentos picantes, especias en general y los alimentos muy condimentados y fermentados.
    MODERAR LA INGESTA DE:
    – Bebidas alcohólicas y excitantes (café, té), así como refrescantes azucaradas.
    – La suficiente cantidad de leche (no excederse con la leche entera, preferible semi o desnatada) y derivados (yogur, queso no grasos)
    SE DEBE COMER MÁS DE:
    – Grasas insaturadas (pollo, sin piel), pescados (blanco y azul), aceites de oliva y de semillas (soja, maíz, girasol).
    – Alimentos que aporten fibra dietética (pan integral, verduras, frutas, legumbres de todo tipo). EN GENERAL DEBE EVITAR LAS GRASAS, FRITOS, CHOCOLATES. NATA, ETC. DEBERÁ TOMAR MAS PESCADO, POLLO, PAVO, ETC ASÍ COMO FRUTA VERDURA 
    LEGUMBRES ETC, LECHE Y YOGURES DESNATADOS. COMA CANTIDADES MODERADAS. NO ABUSE.
    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

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2. MUÑOZ, M. Y ZAZPE, I. Alimentación Hospitalaria 1. Fundamentos. Madrid, España. Ediciones Díaz de Santos, S.A. 2004. Pg. 111
3. Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas. Informe de un grupo de estudio de la OMS. Ginebra, Organización mundial de la Salud, 1990 (OMS, Serie de Informes Técnicos, Nº 797).
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5. Declaración Mundial y Plan de Acción para la Nutrición. Roma, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, y Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 1992.
6. Nutrition and development: a global assessment. Rome, Food and Agriculture Organization of the United Nations, and Geneva, World Health Organization, 1992.
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9. Resolución WHA52.7. Envejecimiento activo. En: 52ª Asamblea Mundial de la Salud, Ginebra, 17-25 de mayo de 1999. Volumen 1. Resoluciones y Decisiones, Anexos. Ginebra, Organización Mundial de la Salud, 1999: 8-9 (documento WHA52/1999/REC/1)
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24. Normas basadas en las recomendaciones del Colegio Americano de Gastroenterología y la Asociación Americana de Gastroenterología

jueves, 24 de septiembre de 2015

colelitiasis



I. EPIDEMIOLOGIA Y PATOGENIA DE LA COLELITIASIS
Esta enfermedad es, sin duda, una de las más comunes en nuestro país: estudios epidemiológicos en material de autopsias y en población activa demuestran que Chile tiene la frecuencia más alta de cálculos vesiculares publicada en el mundo.
En nuestro país más del 90% de los cálculos biliares son de colesterol. Cálculos pigmentarios puros (sin colesterol) se observan sólo en un 7% de los litiásicos chilenos.
Las principales características epidemiológicas de la enfermedad en nuestro medio son las siguientes: (Figuras 1, 2 y 3)
  1. Su prevalencia es muy superior en mujeres que en hombres.
  2. Su frecuencia aumenta con la edad de la población, fenómeno que se observa en ambos sexos.
  3. Su aparición es relativamente precoz, especialmente en mujeres. La incidencia de colelitiasis en adolescentes y jóvenes chilenas es extraordinariamente alta si se la compara con la observada en otros países.
  4. La gran incidencia de litiasis en mujeres chilenas en edad fértil está relacionada con el número de embarazos. En nulíparas jóvenes, la enfermedad tiene una prevalencia semejante a la de los hombres de edad comparable. En cambio, la colelitiasis es mucho más frecuente en las multíparas. Este fenómeno depende del número de partos de la mujer más que de su edad.
    El embarazo favorece la aparición de los cálculos por varias razones:
    1. La motilidad vesicular cambia desde el primer trimestre. Aumenta el volumen en ayunas y también el volumen residual después de la contracción, lo que favorece el estasis de la bilis y
    2. Aumenta la secreción hepática de colesterol, lo que se traduce por la secreción de una bilis más sobresaturada con colesterol, especialmente durante el ayuno. Además, por razones no bien conocidas, la colestasia del embarazo se asocia con mucho mayor frecuencia a la aparición de cálculos. Como sabemos, esta complicación tiene en Chile la mayor prevalencia del mundo (Aprox. 5% de las gestaciones).
      En un tercio de los casos, los cálculos vesiculares pequeños diagnosticados en el post-parto inmediato mediante ecotomografía, pueden desaparecer sin dar síntomas dentro de los primeros meses del puerperio. Este fenómeno puede explicarse por disolución espontánea (debido a que disminuye la saturación biliar de colesterol) o por migración silenciosa de los cálculos al intestino.
  5. Estudios metabólicos y epidemiológicos realizados en Chile y en el extranjero demuestran que los obesos tienen un riesgo mucho mayor de sufrir la enfermedad, pues el sobrepeso aumenta notablemente la secreción biliar de colesterol. Paradojicamente, la aparición de cálculos se incrementa si el paciente obeso baja rápidamente de peso.
  6. El ancestro indoamericano tiene gran importancia como factor independiente que predispone a la aparición de la litiasis. Así lo han demostrado estudios epidemiológicos realizados en nuestro departamento que comparan la frecuencia de la enfermedad en población mapuche, mestiza y de origen polinésico (Isla de Pascua). Estos datos concuerdan con estudios norteamericanos realizados en población de origen mejicano, cuya frecuencia de colelitiasis es significativamente mayor que en blancos o negros que habitan la misma zona del país.

PATOGENIA DE LOS CALCULOS DE COLESTEROL
1.- Solubilización del Colesterol biliar
La bilis es una solución compuesta principalmente por lípidos (colesterol, sales biliares y fosfolípidos), proteínas, bilirrubina y electrolitos. Hace 30 años, con la aplicación de principios fisicoquímicos, se inició el avance en el conocimiento de la solubilización y transporte del colesterol biliar. Se pudo establecer que el colesterol se disuelve en estructuras micelares mixtas, donde las sales biliares y los fosfolípidos, por sus propiedades anfipáticas, orientan sus regiones polares hacia la fase acuosa manteniendo sus regiones apolares alejadas del agua, y creando un centro micelar hidrofóbico donde se disuelve el colesterol. Inicialmente se pensó que las micelas mixtas eran la única forma de solubilización del colesterol biliar y se definió un índice de saturación del colesterol, como la razón entre la cantidad de colesterol presente en una muestra de bilis y la cantidad máxima teórica que puede ser solubilizada por ella según la teoría micelar. Un índice mayor a 100% corresponde teóricamente a una bilis sobresaturada e inestable, que tiende a la precipitación del colesterol disuelto.
Sin embargo, pronto se pudo establecer que muchos individuos sanos tienen una bilis vesicular sobresaturada, según la teoría micelar, pero fisicoquímicamente estable, sin formación de cristales de colesterol. Esto hacia planteable la existencia de otra forma de solubilizar el colesterol biliar, descubriéndose formaciones vesiculares unilamelares de fosfolípidos que transportan una fracción importante del colesterol disuelto en la bilis. Estas vesículas se encuentran incluso en bilis insaturada, y se las ha observado con microscopía electrónica dentro del canalículo biliar (Figura 4). Hoy se cree que la mayor parte del colesterol es secretado en estas vesículas de fosfolípidos-colesterol y que las sales biliares "capturan" los lípidos que las constituyen para formar las micelas mixtas. De acuerdo con esta teoría, en el ayuno predominan las vesículas sobre las micelas y en el período post-prandial sucede lo opuesto, porque se intensifica la circulación enterohepática de sales biliares (Figura 5).
2.- Patogenia de la litiasis biliar
La litiasis biliar debe considerarse una enfermedad primariamente metabólica, cuya patogenia se desarrolla al menos en tres etapas secuenciales: se inicia con un defecto en la secreción de lípidos biliares que resulta en una sobresaturación biliar de colesterol, determinando una solución fisicoquímicamente inestable. Es seguida por la precipitación de cristales de colesterol; este fenómeno, llamado "nucleación", es favorecido por factores nucleantes e inhibido por factores antinucleantes presentes en la bilis. Los cristales se asocian a otros constituyentes de la bilis (mucus, bilirrubina, calcio) y por agregación y crecimiento llegan a constituir los cálculos macroscópicos.
A) Mecanismos de la sobresaturación biliar:
Este fenómeno se observa corrientemente en el ayuno, lo que se explica por las relaciones que guardan entre sí los lípidos biliares. Mientras que las secreciones de sales biliares y de fosfolípidos mantienen una relación estrecha, casi lineal, la secreción de colesterol tiende a desacoplarse, permaneciendo elevada a niveles bajos de secreción de sales biliares. Por eso que la saturación biliar es mucho más frecuente en el ayuno que en el período post-prandial (Figuras 6 y 7).
La bilis de pacientes litiásicos casi siempre tiene sobresaturada su capacidad solubilizante de colesterol -fenómeno inicial y necesario en la litogénesis- como resultado de un exceso del colesterol biliar y/o una deficiencia de sales biliares.
Exceso de secreción del colesterol biliar : El aumento en la secreción del colesterol biliar es el evento metabólico más frecuente en la patogenia de la litiasis biliar. En nuestro país, los pacientes tienen como fenómeno fisiopatológico básico esta hipersecreción biliar de colesterol. Además, varios de los factores de riesgo para colelitiasis, como el envejecimiento, la obesidad y el uso de esteroides sexuales femeninos, actúan a través de este mecanismo patogénico.
Deficiencia en la secreción de sales biliares : Una secreción disminuida de sales biliares es el reflejo de un "pool" reducido, ya sea debido a una pérdida intestinal aumentada o a una síntesis hepática deficiente. Si bien existen modelos experimentales y condiciones clínicas (enfermedades inflamatorias intestinales, resección o "bypass" ileal) en que la interrupción de la circulación enterohepática de sales biliares se asocia a la secreción de una bilis sobresaturada en colesterol y desarrollo de litiasis biliar, la mayoría de los pacientes litiásicos no presenta una pérdida fecal aumentada de sales biliares como factor preponderante de litogenicidad.
Trastorno mixto, con disminución de las sales biliares y aumento del colesterol biliar. Este defecto combinado, se encuentra espontáneamente en el grupo de indios Pima de los EEUU, que se caracterizan por una altísima prevalencia de litiasis biliar asociada a obesidad. Sin embargo, este trastorno metabólico es poco común en la población de los paises occidentales, incluido Chile.
B) Precipitación y nucleación del colesterol biliar:
Si bien la sobresaturación biliar del colesterol es una condición necesaria, no es suficiente para la formación de colelitiasis; incluso se puede afirmar que la sobresaturación biliar en ayunas es una condición frecuente en la población normal de Occidente. Por ello toma importancia el segundo evento en la patogenia de la litiasis biliar: la nucleación del colesterol, es decir, la salida del colesterol disuelto desde una fase líquida hacia una fase sólida de microcristales. En los pacientes con litiasis por cálculos de colesterol, es frecuente encontrar cristales de colesterol en la bilis vesicular (obtenida por sondeo duodenal o por
punción de la vesícula durante la cirugía). Si la bilis es filtrada eliminando los cristales e incubada, estos reaparecen en un plazo corto. Un tiempo de nucleación corto en la bilis vesicular es un criterio seguro para distinguir a los enfermos litiásicos de los sujetos normales (Figura 8).
El proceso de nucleación es un fenómeno fisicoquímico todavía insuficientemente comprendido. Mediante videomicroscopía se ha podido precisar que la cristalización del colesterol ocurre por agregación y fusión de las vesículas unilamelares que trasportan el colesterol, seguida por la aparición de microcristales sólidos.
En bilis humana se han descrito agentes pronucleantes y antinucleantes con importancia potencial en la patogenia de la litiasis biliar, pero cuyo rol no está claramente definido. Teóricamente se plantea que los pacientes litiásicos tendrían una deficiencia de factores antinucleantes y/o un exceso de factores pronucleantes, con un balance en favor de un estado de nucleación acelerada (Figura 9).
También se ha demostrado que el mucus biliar tiene propiedades pronucleantes in vitro, y que una mayor secreción de mucina vesicular dependiente de las prostaglandinas precede a la aparición de litiasis en modelos animales; el uso de ácido acetilsalicílico previene la hipersecreción de mucus, la nucleación del colesterol y el desarrollo de cálculos en estos mismos modelos. Sin embargo, no se ha podido demostrar que en humanos exista una hipersecreción de mucus como hecho básico que explique la nucleación acelerada del colesterol en pacientes litiásicos.
C) Crecimiento y agregación de los cristales de colesterol
La nucleación del colesterol es un paso necesario entre una bilis sobresaturada de colesterol y la formación de litiasis, pero la mera presencia de microcristales no explica suficientemente su agregación para constituir cálculos propiamente tales. Los mecanismos por los cuales estos cristales se agregan hasta formar cálculos, no están claramente definidos. Se ha demostrado que el calcio y la mucina biliar aumentan la velocidad de crecimiento de los cristales de colesterol in vitro y, además, podrían participar en la agregación de los mismos. En el interior de los cálculos se han encontrado glicoproteínas, postulándose que estarían estructurando una matriz que facilitaría la agregación de los cristales y el crecimiento de los cálculos.
Algunos pacientes litiásicos presentan éstasis vesicular, lo que facilitaría el crecimiento y la agregación de microcristales de colesterol, constituyendo otro importante factor patogénico de la litiasis biliar. Tanto evidencias experimentales como clínicas apoyan el rol de un vaciamiento vesicular deficiente en la formación y crecimiento de los cálculos. Se ha encontrado que un subgrupo de pacientes litiásicos presenta un volumen vesicular residual (post-contracción) aumentado, con respecto a sujetos controles.
Se ha demostrado también que algunas situaciones que favorecen la aparición de cálculos (embarazo, p. ej.) se caracterizan por un retardo del vaciamiento vesicular y un volumen residual mayor.
La Figura 10 resume los conceptos actuales sobre la patogenia de los cálculos biliares de colesterol.

3.- Factores de riesgo para el desarrollo de la litiasis biliar
Se han descrito varios factores de riesgo para esta enfermedad, atribuidos fundamentalmente a alteraciones en la secreción de los lípidos biliares; sin embargo, deben considerarse también factores predisponentes que pueden influir sobre la precipitación del colesterol biliar, y el crecimiento y agregación de cristales. La edad se correlaciona positivamente con la frecuencia de colelitiasis, probablemente determinada por hipersecreción de colesterol biliar asociada al envejecimiento.
  • El sexo femenino aumenta el riesgo de desarrollar litiasis, por un incremento en la saturación biliar atribuida al efecto de los estrógenos sobre el metabolismo hepático del colesterol.
  • El embarazo es un factor de riesgo independiente, que aumenta con la multiparidad. Se ha descrito un aumento de la secreción y saturación biliar de colesterol, disfunción motora vesicular y detección de colelitiasis en los últimos meses de la gestación con desaparición espontánea de los cálculos en el puerperio, todos eventos que resultarían del aumento sostenido de los niveles de estrógenos y progesterona durante el embarazo y su normalización postparto.
  • En relación a los esteroides sexuales, varios estudios han demostrado que la administración exógena de estrógenos incrementa la frecuencia de colelitiasis y es posible que la progesterona también constituya un factor litogénico, dado que aumenta la saturación biliar de colesterol en humanos y en animales de experimentación.
  • La obesidad predispone a la enfermedad litiásica, atribuyéndose a una mayor secreción del colesterol biliar probablemente relacionado a un aumento en la síntesis corporal total del colesterol, fenómeno que revierte a la normalidad cuando los sujetos alcanzan un peso ideal.
  • Mucho se ha especulado sobre el rol de la dieta como factor de riesgo de litiasis biliar. Unadieta rica en grasas y colesterol podría aumentar la secreción y la saturación biliar del colesterol, mientras que una dieta abundante en ácidos grasos insaturados y fibra tendría un efecto protector para el desarrollo de colelitiasis. Lo que ha sido demostrado categóricamente, es el efecto sobresaturante biliar inducido por el consumo de leguminosas, tanto en animales como en humanos, y que es atribuido al contenido de esteroides vegetales. Ello ha permitido identificar un factor dietético de riesgo para el desarrollo de la litiasis biliar, el que podría tener un rol en nuestra población que todavía conserva un consumo considerable de leguminosas.
  • Entre las drogas que predisponen a la colelitiasis destacan algunos hipolipidemiantes como el clofibrato, que reduce los niveles plasmáticos del colesterol aumentando su secreción biliar, además de disminuir la síntesis y el pool de sales biliares, lo que crea condiciones de riesgo para el desarrollo de cálculos.
  • La resección del ileon distal y la ileitis (enf. de Crohn) determinan un alto riesgo litogénico debido a la malabsorción de sales biliares que excede la capacidad de respuesta de la síntesis hepática, con reducción de su secreción, condicionando una bilis sobresaturada.
No existe relación entre los niveles plasmáticos de colesterol total (considerados como factor independiente de la obesidad) y la frecuencia de colelitiasis. En cambio los niveles bajos de Colesterol HDL constituyen un importante factor de riesgo demostrado en estudios epidemiológicos chilenos y extranjeros.
Por último, el hecho de que la colelitiasis pueda presentarse en asociación familiar y que el riesgo de colelitiasis aumente en familiares de pacientes portadores de cálculos biliares, sugiere que los defectos metabólicos involucrados en la patogenia de la enfermedad puedan ser heredados, aunque no se ha detectado aún algún marcador genético seguro.
En resumen, la colelitiasis por cálculos de colesterol es una enfermedad multifactorial como lo muestra la Figura 11.

II. SEMIOLOGIA DE LA LITIASIS BILIAR
1.- Cólico biliar
Constituye el síntoma principal de la litiasis y se presenta cuando un cálculo obstruye alguno de los puntos críticos del sistema biliar: el nacimiento del cístico o el extremo distal del colédoco. El dolor tiene su origen en la hipertensión brusca de la vesícula o de la vía biliar, aparecida como consecuencia de la oclusión del lumen.
En nuestra experiencia, ha sido de gran utilidad clínica distinguir esquemáticamente dos clases de cólicos biliares: "simple" y "complicado". En el primer caso, la obstrucción del conducto cístico o de la vía biliar es transitoria, y cede espontáneamente o por efecto de anticolinérgicos, sin dejar secuelas. En el segundo caso, la obstrucción se prolonga y durante su curso aparecen complicaciones vasculares, inflamatorias o sépticas, que pasan a comprometer la evolución del paciente.
Habitualmente, el cólico biliar "simple" se inicia dos o tres horas después de una comida, con sensación de distensión epigástrica o de dificultad respiratoria retroxifoidea, que rápidamente se transforma en un dolor de intensidad creciente, continuo, de ubicación epigástrica y en el hipocondrio derecho. Comúnmente se irradia al dorso derecho y se acompaña de náuseas; el vómito se presenta al comienzo del cólico, es de poca cuantía y no alivia al enfermo. Este episodio de cólico simple dura de quince minutos a dos horas, y cede gradualmente en forma espontánea. También se alivia en forma rápida con antiespasmódicos por vía parenteral. El paciente puede presentar una febrícula fugaz, y dolor a la palpación del hipocondrio derecho, sin resistencia muscular. La rápida resolución del cólico simple indica que la obstrucción que le dio origen ha desaparecido espontáneamente o con la ayuda de los anticolinérgicos.
A diferencia del anterior, el cólico biliar "complicado" se caracteriza por ser mucho más prolongado (varias horas o días); sólo cede parcial y transitoriamente a los analgésicos, y recidiva de manera precoz. Con frecuencia se acompaña de vómitos intensos y rebeldes, escalofríos, fiebre o ictericia. A menudo, el dolor ocupa todo el hemiabdomen superior y se irradia en faja al dorso. El examen del abdomen puede mostrar defensa muscular involuntaria o una masa en la región vesicular. Este dolor complicado por uno o más de los signos descritos, indica que
la obstrucción biliar se ha hecho permanente, y se le han agregado fenómenos de necrosis o de inflamación. Con este tipo de cólico se presentan la colecistitis aguda, la coledocolitiasis con un cálculo enclavado en el esfínter de Oddi, la fístula biliodigestiva y la pancreatitis aguda asociada a patología biliar.
Comúnmente se piensa que los cólicos biliares sólo aparecen después de comidas abundantes y muy ricas en grasas, porque se supone que ellas constituyen el mejor estímulo para la liberación de colecistoquinina. Sin embargo, en la aparición del cólico biliar el azar desempeña un papel tanto o más importante que el tipo de comidas. En varios protocolos experimentales hemos obtenido bilis de la vesícula biliar de pacientes litiásicos, provocando su vaciamiento con colecistoquinina parenteral o infusión de aminoácidos al duodeno. A pesar de estos potentes estímulos nunca hemos desencadenado un cólico biliar en los pacientes. Para que el dolor aparezca no basta con una enérgica contracción vesicular; también se requiere que un cálculo esté situado en la posición adecuada para ocluir el bacinete.
El comienzo del cólico biliar puede ser gradual o brusco. Durante su máximo, habitualmente el dolor es contínuo y de intensidad uniforme. Sin embargo, en ocasiones puede presentar exacerbaciones cólicas. La localización en el epigastrio y el hipocondrio derecho, así como la irradiación dorsal, a pesar de ser las más comunes, no son exclusivas ni constantes. El cólico biliar también puede situarse en el hipocondrio izquierdo, región retrosternal baja, flancos o región periumbilical.
2.- "Dispepsia biliar"
Este equívoco término, cuyo uso debe desterrarse de la medicina, se refiere a un abigarrado conjunto de síntomas que comúnmente se atribuyen erróneamente a la colelitiasis. Entre ellos están la intolerancia por alimentos ricos en grasas, la plenitud postprandial, la regurgitación, los eructos, el mal sabor, la halitosis, la lengua saburral, etc. Muchas de estas molestias probablemente se originan en trastornos motores del esófago, estómago y región piloroduodenal, y son comunes en pacientes con malos hábitos de alimentación o que sufren problemas emocionales. Nunca se ha demostrado que tengan relación con la presencia de cálculos biliares. Por el contrario, hay trabajos prospectivos realizados en Chile y en el extranjero que han mostrado que la frecuencia de estos síntomas es la misma en los litiásicos que en la población general.
3.- Fiebre e ictericia
En la anamnesis de los enfermos con litiasis hay dos signos que merecen particular atención: la fiebre y la ictericia.
Dos tipos de fiebre pueden guardar relación con la litiasis. El primero se presenta bruscamente, precedido por escalofríos, y se caracteriza por una crisis breve (de horas), en que se alcanzan los 39ºC, o más. Corrientemente, estos episodios se asocian a una coledocolitiasis y pueden constituir, por un tiempo, su
única manifestación clínica. En el segundo tipo, la fiebre es prolongada, de varios días de duración y de intensidad moderada. Suele acompañar a la colecistitis aguda y sus complicaciones sépticas (absceso subfrénico, por ej.).
La ictericia, precedida o acompañada por coluria, puede (al igual que la fiebre) aparecer en brotes fugaces y silenciosos, o seguir a un episodio de cólico biliar. Con menor frecuencia, la coledocolitiasis evoluciona con una ictericia más prolongada.
4.- Palpación vesicular
La vesícula biliar normal no se palpa, porque su consistencia y su posición (habitualmente subhepática) no lo permiten. Si la vesícula está inflamada y se bascula el hígado levantado su borde anterior, se puede palpar el fondo vesicular, distendido y sensible (Signo de Murphy). Este signo tiene valor cuando el dolor es bien localizado y se desplaza con los cambios de posición del hígado, en decúbito lateral y de pie. En cambio, cuando la zona dolorosa es difusa y abarca toda la región subcostal derecha, se debe desconfiar del origen biliar del dolor y pensar en otras causas de dolor hepático o subhepático: hígado congestivo, hepatitis alcohólica, hepatitis viral aguda o espasmo de colon.
La palpación de una masa en la región vesicular tiene gran valor semiológico. Se distinguen tres tipos de estas masas:
  1. La vesícula distendida, que conserva su forma y su movilidad, y es poco sensible o indolora. En ausencia de ictericia, la vesícula distendida indica obstrucción del cístico por un cálculo enclavado; si se presenta con ictericia, indica una obstrucción biliar por un cáncer del páncreas o del colédoco distal.
  2. La vesícula tumoral se palpa como una masa irregular de consistencia dura, fija, asociada o no asociada a una hepatomegalia nodular; traduce la infiltración de la vesícula por un cáncer y su extensión al hígado por vecindad.
  3. El plastrón vesicular se palpa como una masa sensible, de límites imprecisos, y puede aparecer en el curso de una colecistitis aguda si la necrosis y la inflamación de la pared alcanzan la superficie peritoneal. Además de la vesícula (que puede hallarse distendida o atrófica), forman parte del plastrón el epiplón inflamado, colon o intestino delgado, que se adhieren a la vesícula y al borde inferior del hígado.

III. RADIOLOGIA DE LA VESICULA Y DE LA VIA BILIAR
Los exámenes de imágenes, obtenidas por ultrasonido o por radiología convencional, son la ayuda más importante de que dispone el clínico para el diagnóstico de la litiasis biliar y sus complicaciones.
1.- Examen de la vesícula biliar
1a. Una radiografía simple de la región vesicular puede demostrar las sombras de cálculos que contengan calcio : pero sólo un 10 por ciento de los cálculos son radioopacos. Además, otros elementos pueden ser confundidos con cálculos biliares, como son cartílagos costales calcificados, cálculos renales, o ganglios linfáticos calcificados.
1bLa ecotomografía constituye el mejor método para explorar la vesícula biliar. Esta, por su contenido líquido y su cercanía a la pared abdominal, es fácilmente explorable por ultrasonido. Por su parte, los cálculos biliares, intensamente ecorrefríngentes, son rápidamente pesquisados en el lumen vesicular. Por ello la ecotomografía es muy sensible y específica para diagnosticar cálculos vesiculares, sin otro requisito que el paciente se encuentre en ayunas. Proporciona además información acerca del grosor de la pared vesicular, el calibre de la vía biliar principal, el tamaño y la homogeneidad del parenquima hepático.
Los posibles hallazgos de una ecografía vesicular son los siguientes:
  1. Vesícula normal, de pared delgada (grosor inferior a 3 mm) sin imágenes ecogénicas en su interior.
  2. Imágenes ecogénicas que generan una "sombra acústica" y se desplazan con los cambios de posición del paciente. Corresponden a cálculos y pueden detectarse con facilidad, incluso si son de pequeño tamaño.
  3. Lumen vesicular indetectable, reemplazado por una gran "sombra acústica" que corresponde a uno o varios cálculos que lo ocupan totalmente.
    El procedimiento tiene una certeza diagnóstica superior al 95%, con falsos negativos de aproximadamente 3% y falsos positivos de alrededor de 2%.
1c. La colecistografía oral fue por muchos años el método habitual para explorar radiológicamente la vesícula biliar. el paciente recibía tabletas de un medio de contraste que se absorbía en el intestino delgado y era eliminado por la vía biliar y concentrado en la vesícula. El método tenía numerosas limitaciones : no se podía utilizar durante el embarazo y no servía en pacientes con ictericia. Hoy es parte de la historia de la medicina, puesto que fue reemplazado con grandes ventajas por la ecotomografía.
1d. La Tomografía Computada no tiene ventajas sobre la ecotomografía para explorar la vesícula biliar.

2.- Examen de los conductos biliaresExisten diferentes métodos para obtener imágenes de la vía biliar :
2a. Ante la sospecha de litiasis de vía biliar en un paciente con o sin ictericia, la ecotomografía es el procedimiento de elección para iniciar el estudio de imágenes, puesto que permite ver la vía biliar intrahepática y el conducto hepático común en el 100% de los casos. La observación del colédoco es de menor rendimiento, puesto que a menudo es dificultada por la interposición de gas del colon o del duodeno.
Cualquier proceso que dificulta el vaciamiento de la vía biliar lleva habitualmente a su dilatación gradual, fenómeno que es fácilmente pesquisable por la ecografía. Si este examen demuestra un hepatocolédoco de diámetro igual o mayor a 10 mm, se puede afirmar la presencia de una obstrucción con una certeza superior al 95%. A la inversa, un conducto biliar principal fino, de diámetro igual o inferior a 5 mm, rara vez coexiste con una coledocolitiasis; pero no la descarta totalmente.
No siempre una dilatación del colédoco significa que existe una obstrucción biliar actual; es posible que los cálculos hayan obstruido temporalmente el colédoco, emigrando posteriormente al duodeno.
La visualización ecográfica directa de cálculos dentro del colédoco se obtiene sólo en un 50-60% de los casos de coledocolitiasis, por la dificultad para explorar el colédoco distal, donde con frecuencia se localizan los cálculos.
2b. Completada la exploración ecográfica es necesario precisar el sitio y la naturaleza de la obstrucción de la vía biliar mediante procedimientos radiológicos que permitan la visión directa del hepatocolédoco y de las ramas intrahepáticas de la vía biliar.
Existen dos exámenes no invasivos que consiguen este objetivo con gran sensibilidad y especificidad : la tomografía computada helicoidal con medio de contraste y la resonancia nuclear magnética. Ambos tienen la ventaja de entregar información más precisa que la ecografía, especialmente del sector distal del colédoco y del páncreas. Constituyen exámenes ideales para explorar la vía biliar antes de una colecistectomía laparoscópica. Desgraciadamente su costo es todavía elevado y su disponibilidad en el sector público de la salud es habitualmente escaso.
2c. Como método alternativo de visualización se puede utilizar la colangiografía retrógrada por vía endoscópica. Introduciendo un duodenoscopio se identifica la ampolla de Vater, se procede a su canulación y se inyecta medio de contraste en el colédoco distal. Si se dispone de un equipo entrenado de endoscopistas y radiólogos, se obtiene éxito en un 80% de los casos. Entre las ventajas del procedimiento cabe mencionar la baja morbilidad y mortalidad del procedimiento, la posibilidad de explorar simultáneamente el esófago, estómago, duodeno y ampolla de Vater y de obtener una pancreatografía, examen de gran utilidad si se sospecha la existencia de una pancreatitis crónica o de un cáncer del páncreas; además, se cuenta con la posibilidad de realizar una papilotomía endoscópica y extraer cálculos del colédoco a través de ella.
La colangiografía retrógrada es un examen que requiere de personal entrenado, tiempo y necesita equipo de alto valor de reposición. Por todas estas razones constituye un examen que debe ser practicado con indicaciones muy precisas. En los últimos años este procedimiento se ha difundido a los principales hospitales del país y se utiliza con frecuencia para remover cálculos del colédoco descubiertos antes o durante una colecistectomía laparoscópica.
2dColangiografía intra y post-operatoria: La colelitiasis coexiste con una coledocolitiasis en el 5 - 10% de los casos. Muchos pacientes tienen cálculos en el colédoco sin que existan elementos clínicos, ecográficos o de laboratorio que permitan sospecharlos antes de la operación. Por ello, en toda colecistectomía es conveniente hacer una colangiografía intraoperatoria, contrastando el colédoco a través del conducto cístico (colangiografía transcística). Este examen, relativamente sencillo, reduce a un mínimo (1%) la incidencia de coledocolitiasis residual.
Si durante una lapatoromía clásica el cirujano ha explorado instrumentalmente el colédoco colocando en él una sonda T, es obligatorio revisar radiológicamente la permeabilidad de la vía biliar mediante una colangiografía post-operatoria antes de retirar la sonda.

3.- La radiografía de abdomen simple puede ser útil si se sospecha la aparición de una fístula biliodigestiva. En este caso puede aparecer gas en la vía biliar (neumobilia) asociado o no a la imagen propia de un ileo mecánico si se ha producido una obstrucción del intestino delgado distal por un cálculo ("ileo biliar").

IV. FORMAS CLINICAS Y TRATAMIENTO (Figura 12)
Con los datos obtenidos de la anamnesis, del examen físico y del apoyo diagnóstico de la radiología y del laboratorio, se pueden configurar las siguientes formas clínicas de la litiasis biliar:
1.- Colelitiasis asintomática
En los exámenes practicados para investigar otras patologías (especialmente en las ecografías) comúnmente se detectan cálculos vesiculares que han permanecido silentes.
¿Qué se debe aconsejar a un enfermo con colelitiasis asintomática? Durante muchos años, esta pregunta ha sido motivo de controversia y, aunque cada vez se dispone de mayor información acerca de la evolución espontánea de la enfermedad, no es suficiente aún para adoptar normas universales y taxativas.
Algunos estudios, realizados en Estados Unidos y en Italia, parecen indicar que la mayoría de los litiásicos que nunca han tenido síntomas permanecen así durante muchos años. En un estudio con ecografía vesicular practicado en el pueblecito de Sirmione, al norte de Italia, se demostró que el 78 por 100 de los 132 pacientes en que se encontró colelitiasis no habían tenido nunca síntomas propios de la enfermedad. Una experiencia parecida se obtuvo siguiendo la evolución de 123 profesores de la Universidad de Michigan, en los que se detectó una colelitiasis silenciosa mediante colecistografía. Al cabo de quince años de observación, sólo un 18 por 100 de ellos había desarrollado síntomas. Este trabajo mostró, además, que las complicaciones agudas de la enfermedad se presentaron de forma excepcional en pacientes previamente asintomáticos.
Contrastan con estos resultados las observaciones realizadas en el Estudio Cooperativo de Colelitiasis, realizado hace algunos años en Estados Unidos. Este trabajo permitió seguir, durante veinticuatro meses, a 305 litiásicos que cumplían con los requisitos para ser tratados con ácidos biliares, pero recibieron placebo. De ellos, 193 no habían tenido nunca síntomas biliares hasta el momento de entrar en el estudio; 60 (31 por 100) los presentaron durante los dos años de observación. La diferencia con los trabajos anteriores podría deberse a que durante este estudio los enfermos fueron cuidadosamente interrogados cada cuatro meses, lo que sin duda favorece el recuerdo de síntomas relativamente menos intensos.
Trabajos epidemiológicos realizados en nuestro departamento para investigar la historia natural de la enfermedad, muestran que, a mediano plazo, la mayoría de los enfermos chilenos con litiasis presentan cólicos biliares o complicaciones de la enfermedad. En una población suburbana de Santiago se practicaron colecistografías a 625 voluntarios, elegidos al azar. En 47 de ellos se detectó una colelitiasis y se los observó, durante un período de seis a diez años. Sólo 21 (45 por 100) de estos enfermos permanecieron libres de molestias; 26 (55 por 100) presentaron cólicos biliares y 11 (25 por 100) debieron ser operados durante el período de observación. Cuatro de estos últimos requirieron cirugía de urgencia por colecistitis aguda o ictericia obstructiva.
Un excelente trabajo sobre la historia natural de la litiasis fué publicado por Attili et al en 1995. Estos autores siguieron a 151 litiásicos (33 sintomáticos y 118 asintomáticos) a lo largo de 10 años. La probabilidad de cólicos biliares en los inicialmente asintomáticos fué de 12% a los 2 años, 16,5% a los 4 años y 25% a los 10 años. La probabilidad de complicaciones mayores (colecistitis aguda, coledocolitiasis, pancreatitis aguda) fué de 3% en los asintomáticos y de 6,5% en los sintomáticos.
La llamativa disparidad observada en estos trabajos epidemiológicos lleva a pensar que la historia natural de la litiasis no es homogénea para todos los grupos de pacientes. Existen evidencias que en muchas mujeres jóvenes la litiasis se hace sintomática en un plazo más breve, obligando a una operación más precoz. Por otro lado, se ha observado que la litiasis de los hombres debuta con mayor frecuencia con complicaciones agudas (colecistitis aguda, coledocolitiasis).
Aunque no existe consenso universal sobre el tratamiento de la litiasis asintomática, parece recomendable que estos pacientes sean operados, porque las molestias y los riesgos de la cirugía son mucho menores en los enfermos que se intervienen en forma electiva (cirugía laparoscópica) que en aquellos que son operados de urgencia por complicaciones que obligan a una laparotomía. La tabla siguiente muestra la experiencia de nuestro servicio de cirugía respecto de este punto. Las cifras de mortalidad y morbilidad fueron obtenidas analizando la evolución post-operatoria de 2.295 casos:
Tabla 1.- Morbilidad y mortalidad operatoria en la cirugía biliar electiva y de urgencia

n

% mortalidad

% morbilidad

Colecistectomía:
Electiva

1.485

0.27

9.6
De urgencia.

446

1.57

13.5
Colecistectomía-coledocostomía:
Electiva.

261

1.53

20.7
De urgencia

103

5.80

27.2
También se ha señalado en apoyo del tratamiento quirúrgico de los enfermos asintomáticos la alta frecuencia del cáncer vesicular en nuestro medio. Este tumor se asocia a cálculos en más del 90% de los casos, y se le encuentra in situ en el 2% de las vesículas operadas.
El tratamiento médico de la colelitiasis constituye una alternativa teórica para un pequeño grupo de pacientes asintomáticos. Como ya se señaló, los ácidos biliares desempeñan un papel fundamental en la solubilización del colesterol. El hígado sintetiza dos ácidos biliares (cólico y quenodeoxicólico (QDC)) que, conjugados con glicina o taurina, constituyen alrededor del 80% del total de sales biliares que se encuentran en la circulación enterohepática. En 1971 se propuso intentar la disolución de los cálculos vesiculares mediante la administración oral de ácidos biliares.
La vasta experiencia acumulada con este tipo de tratamiento ha mostrado que, de todos los ácidos biliares, sólo el QDC y su isómero, el ursodeoxicólico (UDC), son capaces de disolver cálculos de colesterol. Ambos son eficientemente absorbidos en el intestino delgado, captados por el hígado, conjugados o incorporados a la circulación enterohepática. Aunque a dosis terapéuticas no modifican el tamaño del pool total de ácidos biliares, ambos tienen efectos favorables sobre el metabolismo hepático e intestinal del colesterol que conducen a una reducción de la secreción canalicular y del índice de saturación del colesterol, quedando los sistemas biliares de solubilización con capacidad disponible, lo que les permite capturar el colesterol de los cálculos y lograr su lenta disolución.
El ácido QDC presenta ocasionalmente evidencias de laboratorio de toxicidad hepática y frecuentemente produce diarrea: en cambio, el ácido UDC no tiene estos inconvenientes para su uso, por lo que prácticamente ha desplazado al anterior. Para iniciar un tratamiento con UDC se requieren las siguientes condiciones: el paciente debe ser asintomático. Si tiene exceso de peso, conviene que lo normalice, porque la obesidad dificulta la respuesta al tratamiento. Sólo se obtendrán resultados positivos si la vesícula conserva su capacidad de concentración y si los cálculos son radiotransparentes y miden menos de 15 mm. Los casos ideales, de más rápida disolución, son aquellos que presentan múltiples cálculos pequeños.
La dosis del UDC es de al menos 10 mg/kg/día. La droga carece de toxicidad y sus efectos secundarios son de muy baja frecuencia. Si durante el tratamiento el enfermo presenta cólicos biliares, debe ser operado.
El proceso de disolución de los cálculos es lento: a los dieciocho meses de iniciada la terapia, han desaparecido en el 60-70 por 100 de los casos. Si después de un año de tratamiento no se consigue respuesta, se debe interrumpir el uso de la droga. Se ha demostrado que la bilis de los pacientes cuyos cálculos han sido disueltos vuelve a sobresaturarse y la litiasis reaparece con rapidez, especialmente en los enfermos que han tenido cálculos múltiples.
La colecistectomía laparoscópica ha disminuído mucho el uso del tratamiento médico de la colelitiasis, puesto que ha reducido notablemente las molestias de la operación, el tiempo de hospitalización y su costo.
2.- Colelitiasis sintomática simple
Constituye la forma más común de presentación clínica de la enfermedad. Se caracteriza por una historia de cólicos biliares simples, cuya frecuencia e intensidad tiende a aumentar con el paso del tiempo. El examen ecográfico verifica la presencia de cálculos.
Como se ha señalado, los síntomas "dispépticos" carecen de valor diagnóstico; si son muy llamativos obligan a un estudio más detenido del paciente y al tratamiento de otras patologías digestivas, como el reflujo gastroesofágico, el colon espástico o la constipación, que a menudo coinciden por azar con la litiasis.
El tratamiento de la colelitiasis sintomática simple es la colecistectomía, único procedimiento útil para terminar con los cólicos biliares. El regimen liviano y el uso rutinario de antiespasmódicos no se han demostrado eficaces para prevenirlos. Los pacientes son intervenidos por laparoscopía y es conveniente realizarla pronto, pues una espera prolongada aumenta la probabilidad de complicaciones graves.
3.- Colecistitis "aguda"
La fisiopatología de esta complicación se resume en la Figura 13. Para que se desencadenen la inflamación aguda y la necrosis se requiere el efecto combinado de la ectasia, la irritación químicade la mucosa y la isquemia de la pared vesicular.
El mecanismo más común de ectasia es la obstrucción mantenida del conducto cístico por un cálculo. Conviene recordar que también puede existir ectasia en el ayuno prolongado: se han observado casos de colecistitis aguda alitiásica en pacientes mantenidos por largo tiempo con alimentación parenteral.
Se acostumbra atribuir la irritación química de la mucosa a la presencia de sales biliares concentradas, lo que parece discutible, porque la simple ligadura del cístico en animales de experimentación no desencadena el cuadro agudo, aunque la vesícula contenga sales biliares. En experimentos realizados en el prairie dog, se ha determinado que el factor irritativo más importante parece ser la presencia de bilis sobresaturada, rica en cristales de colesterol. También se ha postulado que fosfolipasas de origen vesicular o pancreático podrían atacar a las lecitinas biliares, liberando lisolecitinas capaces de destruir membranas celulares y desencadenar el fenómeno inflamatorio.
La isquemia es de gran importancia para explicar la necrosis de la pared vesicular. Contribuyen a ella la trombosis de los vasos císticos, por la compresión del bacinete, y la hipertensión que se produce en el lumen durante la obstrucción, la que también reduce el flujo sanguíneo a la mucosa.
Se ha descartado que las bacterias desempeñen un papel fundamental en la patogenia de la colecistitis "aguda", porque en un 30 por 100 de estos pacientes los cultivos de bilis y de pared vesicular no muestran desarrollo de gérmenes (Tabla 2). Las bacterias encontradas en los casos infectados seguramente corresponden a la proliferación, en una cavidad cerrada, de la flora mixta de origen entérico que se encuentra en más de un tercio de los casos de colecistitis crónica litiásica.
Tabla 2.- BACTERIAS Y COLELITIASIS
  1. LA VESICULA SANA NO CONTIENE GERMENES
  2. COLECISTITIS CRONICA : CULTIVOS + EN 25 - 40% AUMENTA CON LA EDAD
  3. COLECISTITIS AGUDA : CULTIVOS + EN 60 - 75%
  4. FLORA : GEN. MIXTA
    AEROBIOS : E. COLI - KLEBSIELLA - E. FECALIS
    ANAEROBIOS : B. FRAGILIS - C. PERFRINGENS
  5. VIA INFECCION : ASCENDENTE
El proceso de inflamación y necrosis compromete habitualmente todo el espesor de la pared, alcanzando hasta la serosa, en cuya superficie se produce un exudado rico en fibrina que aglutina a los órganos vecinos en torno de la vesícula enferma (plastrón vesicular). Generalmente, en este proceso adherencial participan el bulbo duodenal, el epiplón mayor, el colon y, con menor frecuencia, el colédoco y el antro gástrico.
Si la isquemia es de gran intensidad, la necrosis termina por destruir la pared vesicular y sobreviene la perforación. En casos excepcionales, este proceso es fulminante y lleva a una peritonitis biliar. En cambio, si la perforación ocurre con el plastrón ya establecido, se constituye un absceso perivesicular, que puede quedar limitado al espacio subhepático, migrar al espacio subfrénico o buscar camino hacia el tubo digestivo vecino, estableciendo una fístula biliodigestiva. De éstas, la más común es la colecistoduodenal; más raras son las fístulas colecistocoledociana y colecistocolónica.
El paso de un cálculo grande al duodeno puede conducir a un íleo biliar por su atascamiento en el intestino delgado distal.
En la mayoría de los casos, la colecistitis "aguda" corresponde en realidad a una colecistitis crónica reagudizada. Los repetidos episodios de obstrucción transitoria del cístico y la presencia de los cálculos van produciendo una inflamación crónica y fibrosis de la pared vesicular, con atrofia de la mucosa. Sólo el 1-2 por 100 de los casos de inflamación aguda se presentan en una vesícula previamente sana. Ello suele suceder en el curso de una fiebre tifoidea (colecistitis tifica), o en pacientes con ectasia vesicular prolongada (alimentación parenteral).
Habitualmente, el diagnóstico de colecistitis "aguda" es sencillo. Se hace por la presencia o por el antecedente reciente de un cólico biliar complicado por fiebre persistente de intensidad moderada, defensa muscular involuntaria y palpación de una masa en la región vesicular. En caso de duda se recurre a la ecografía, que muestra la litiasis y el engrosamiento de la pared vesicular.
Un 25 por 100 de los casos de colecistitis "aguda" presentan ictericia durante su evolución: en la mayoría de ellos, el fenómeno se debe a una coledocolitiasis, o a la compresión del colédoco por un cálculo grande enclavado en el bacinete. En los pacientes en que no se encuentra una causa mecánica, se supone que la ictericia puede ser debida a una colestasia por endotoxinas bacterianas. En todo caso, una bilirrubinemia superior a 5 mg., en el curso de una colecistitis "aguda", permite asegurar que existe una coledocolitiasis asociada.
El tratamiento de la colecistitis "aguda" es siempre quirúrgico, excepto en los raros casos en que hay contraindicación absoluta para la operación. El enfermo debe ser intervenido tan pronto como su diagnóstico sea seguro y sus condiciones generales, satisfactorias. La operación puede presentar grandes dificultades técnicas por la alteración de la anatomía, la fragilidad de los tejidos comprometidos y la coexistencia de otras complicaciones, como coledocolitiasis, pancreatitis aguda y fístulas biliodigestivas. Por ello, la cirugía de la colecistitis "aguda" requiere experiencia y prudencia, para evitar operaciones incompletas (coledocolitiasis residual, persistencia del muñón cístico) o daño quirúrgico de la vía biliar. Aun así, la morbilidad y mortalidad postoperatorias de este cuadro son considerables.

4.- Coledocolitiasis
Entre un 5 y un 10 por 100 de los casos de colelitiasis presentan simultáneamente cálculos en el colédoco. Estudios en autopsias han demostrado que esta asociación va en aumento con la edad, alcanzando hasta un 20% en litiásicos mayores de 60 años.
Al parecer, la migración silenciosa de cálculos de la vesícula al colédoco, y de allí al duodeno, es un fenómeno relativamente común; se han encontrado cálculos biliares en las deposiciones de pacientes con colelitiasis asintomática, y no es raro que la exploración radiológica o quirúrgica de la vía biliar en un enfermo con un cuadro típico de coledocolitiasis no demuestre los cálculos, porque éstos ya pasaron al tubo digestivo.
En la mayoría de los pacientes, los cálculos coledocianos se originan en la vesícula biliar: de hecho, su forma y composición son similares a las de los cálculos vesiculares. Los pequeños cálculos que migran a través del cístico siguen creciendo en el colédoco por aposición de colesterol; simultáneamente, se produce una dilatación gradual de la vía biliar que, con los años, puede llegar a un diámetro de 2 cm. o más.
Con menor frecuencia, los cálculos coledocianos se originan en la misma vía biliar: ello se observa en casos de estenosis del hepático común o del colédoco, en los que se desarrollan cálculos pardos de bilirrubinato, o mixtos. Este fenómeno desaparece si se corrige la estrechez o se deriva la vía biliar dilatada al duodeno. En casos excepcionales, como la enfermedad de Caroli (dilataciones saculares de los conductos biliares secundarios) se describe la formación de cálculos de colesterol en la vía biliar intrahepática.
La forma clásica de presentación de la coledocolitiasis es la coexistencia de dolor, ictericia y fiebre. Sin embargo, esta combinación sólo se observa en un tercio de los pacientes; en la mayoría, la enfermedad se manifiesta por sólo uno o dos de estos síntomas.
Habitualmente, el cólico biliar de la coledocolitiasis es complicado, de gran intensidad, y se asocia a estado nauseoso y vómitos rebeldes. Puede prolongarse durante varias horas y, si alivia con antiespasmódicos, tiende a reaparecer precozmente. Se le puede confundir con un cólico ureteral derecho: es útil tener presente que en este caso, el paciente aparece muy inquieto, mientras que, si el dolor es de origen biliar, tiende a permanecer postrado en su cama.
La ictericia puede ser fugaz o subclínica, manifestándose sólo por una coluria transitoria. En otros casos, el enclavamiento de un cálculo en la ampolla de Vater da origen a una ictericia prolongada, que en los enfermos ancianos puede complicarse con una enfermedad tubular aguda.
La fiebre aparece en brotes aislados, precedidos por escalofríos; durante varios meses, estos episodios puede constituir la única manifestación de la enfermedad.
En los pacientes seniles, la coledocolitiasis suele ser causa de anorexia y de pérdida de peso, simulando una enfermedad neoplásica.
Conviene insistir en que muchos enfermos con cálculos en el colédoco no tienen ningún síntoma que revele su presencia. Por ello es tan importante, durante la colecistectomía electiva o de urgencia, la cuidadosa exploración radiológica de la vía biliar. La incorporación rutinaria de este procedimiento reduce la incidencia de coledocolitiasis residual a un 1 por 100 o menos. Si durante una laparotomía se detecta la coledocolitiasis, se procede a la coledocostomía y limpieza del conducto, y se deja una sonda T de calibre adecuado para el drenaje postoperatorio. Cabe señalar que la coledocostomía aumenta significativamente la morbilidad y la mortalidad de la cirugía biliar.
Si el paciente esta siendo operado por vía laparoscópica, también se puede hacer la colangiografía transcística. Si se demuestra una coledocolitiasis, la solución puede ser postergada al post-operatorio, realizando una colangiografía endoscópica retrograda, esfinterotomía y extracción de los cálculos. El uso rutinario de este procedimiento en muchos hospitales del país nos ha permitido acumular una vasta experiencia. Los cálculos son removidos éxitosamente en el 85-95% de los casos, con una morbilidad de 7-10% y una mortalidad menor al 2%.
Las más importantes complicaciones del procedimiento son el sangrado de la papila, la colangitis, la pancreatitis y el impacto de un cálculo en el extremo distal del colédoco, que puede obligar a una laparotomía de urgencia. La frecuencia de estos accidentes ha disminuído a medida que se acumula experiencia y se diseñan instrumentos cada vez más apropiados.
La esfinterotomía transendoscópica ha reducido las molestias de los enfermos, la duración y costo de la hospitalización y, además, ha permitido solucionar muchos casos de obstrucción biliar que, por la gravedad de su patología asociada, tienen contraindicación quirúrgica absoluta.
El seguimiento de los enfermos sometidos a esfinterostomía ha mostrado que su evolución es habitualmente buena. Solo un 7,5 por 100 de ellos presentan complicaciones de origen biliar o pancreático, y estos accidentes aparecen con mucha mayor frecuencia en los pacientes cuya vesícula biliar no ha sido operada por alguna contraindicación (colangitis aguda asociada a migración de cálculos). A pesar que la esfinterotomía establece una amplia comunicación del colédoco con el lumen del duodeno, la colangitis aguda es excepcional en los enfermos previamente colecistectomizados.
5.- Colangitis supurada
Constituye una complicación muy grave de la litiasis biliar. Estudios bacteriológicos han demostrado que la coledocolitiasis se asocia, en un 75 por 100 de los casos, a contaminación bacteriana de la vía biliar. Habitualmente se trata de flora mixta, de origen entérico, en la que predominan los gérmenes aerobios (E. coli, Klebsiella, Proteus),aunque también pueden existir anaerobios (B. fragilis, C. perfringens). Mientras que no haya obstrucción, la presencia de estas bacterias no tiene consecuencias mayores; al sobrevenir el enclavamiento de un cálculo en la ampolla, suele desencadenarse una supuración coledociana aguda, que asciende por la vía biliar y se acompaña de una septicemia.
Los síntomas más frecuentes de la colangitis supurada son el dolor en el hipocondrio derecho, la ictericia y la fiebre acompañada por escalofríos. A las pocas horas de evolución aparece un compromiso hemodinámico que evoluciona hacia el shock séptico, y alteraciones de conciencia que pueden llevar al coma. Si no se procede con urgencia a descomprimir la vía biliar esta complicación es rápidamente fatal. Ello se realiza colocando un catéter nasobiliar mediante una colangiografía endoscópica, la que puede permitir simultáneamente la extracción de los cálculos.