jueves, 1 de agosto de 2019

Dispepsia funcional: subgrupos

Se caracterizan por la manifestación de síntomas sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El síndrome de malestar posprandial es el subgrupo más grande según los criterios Roma IV Autor: Van Den Houte K, Carbone F, Tack J Expert Rev Gastroenterol Hepatol. 2019 Jan;13(1):37-46
Los trastornos gastrointestinales funcionales son trastornos crónicos comunes que se caracterizan por la manifestación de síntomas, sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El consenso Roma subdividió a los pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales según los patrones sintomáticos y otras características.
Entre ellos, la dispepsia funcional es uno de los trastornos funcionales más frecuentes, y estaría localizada a nivel gastroduodenal, con manifestaciones de saciedad temprana, plenitud posprandial, dolor epigástrico y pirosis. Los criterios Roma III y IV consideran que esta afección tiene características heterogéneas, por lo que se dividió en síndrome de malestar posprandial y síndrome de epigastralgia.

 Epidemiología
La prevalencia de la dispepsia funcional según el consenso Roma IV se encuentra entre el 8% y el 12%, en donde el 61% de las personas padecen síndrome de malestar posprandial; el 18%, síndrome de epigastralgia, y un 21% presenta solapamiento de ambos síndromes.
Según los hallazgos, los trastornos funcionales tienden a solaparse, y tanto el impacto de este solapamiento como su correcto diagnóstico, el mecanismo fisiopatológico y las opciones terapéuticas, entre otros, siguen bajo estudio. Estos trastornos se asocian con efectos sobre la calidad de vida, los costos de salud y las actividades diarias, incluso las laborales.

Solapamiento con otros trastornos
Los pacientes con dispepsia funcional frecuentemente tienen síntomas coexistentes con otros trastornos de tipo gastrointestinales o funcionales.
La afección con la que más a menudo hay solapamiento es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con una prevalencia mayor del 50% en pacientes con dispepsia funcional, mientras que en el resto de la población la ERGE representa entre un 15% y 25%.
Un estudio realizado en Corea, utilizando criterios Roma III, encontró un importante solapamiento entre el síndrome de intestino irritable y la dispepsia funcional; sin embargo, el estudio no distinguió al malestar posprandial del síndrome de epigastralgia.

Diagnóstico
El enfoque diagnóstico debería comenzar con una historia clínica detallada que identifique la presentación de los síntomas predominantes, como la saciedad temprana y la plenitud posprandial, entre otros.
Es importante evaluar la presencia de signos de alarma que puedan motivar a estudios más extensos en búsqueda de alguna enfermedad orgánica, como la pérdida de peso sin causa aparente, la disfagia y las hemorragias gastrointestinales, entre otras.
El diagnóstico de dispepsia funcional se realiza en presencia de una endoscopia gastrointestinal superior negativa.
En atención primaria, generalmente no se realiza la endoscopia y se deriva a los pacientes bajo el diagnóstico de dispepsia no investigada.
Ante la presencia de síntomas crónicos, el especialista puede realizar una endoscopia y arribar al diagnóstico al ser esta negativa. Las últimas guías recomiendan obtener biopsias gástricas de rutina, en función de detectar la presencia de Helicobacter pylori.

Mecanismos fisiopatológicos
Se ha implicado en la patogenia de la dispepsia funcional a una variedad de mecanismos fisiopatológicos, entre ellos alteraciones en la función gástrica sensorial y motora, cambios en la mucosa y, además, cambios en el procesamiento de distintas señales aferentes a nivel estomacal. Esta cantidad de mecanismos reflejarían la heterogeneidad de este trastorno.
Acomodación gástrica
La acomodación gástrica es el proceso de relajación del estómago proximal luego de la ingestión de alimento, lo que permite el almacenamiento de la comida sin un aumento en la presión intragástrica. El mecanismo de referencia para su evaluación es el barostato gástrico, un procedimiento invasivo casi nunca utilizado en la práctica.
Se ha propuesto un instrumento intragástrico de medición de la presión mediante sondas manométricas para la evaluación de la acomodación, pero todavía faltan estudios a gran escala.
La alteración en la acomodación gástrica se presenta hasta en el 45% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de saciedad temprana, un síntoma clave del malestar posprandial.
Vaciamiento gástrico
El vaciamiento gástrico puede ser evaluado mediante centellograma, prueba del aliento o, indirectamente, por medio de una cápsula inalámbrica.
El retraso en el vaciamiento gástrico se presenta en hasta el 30% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de plenitud posprandial, considerado cardinal del malestar posprandial; también se ha vinculado con náuseas y vómitos, síntomas más reminiscentes de la gastroparesia.
En un pequeño subgrupo de los pacientes con dispepsia funcional, el vaciamiento gástrico es más rápido que el normal. Todavía falta establecer si esta es una característica del subgrupo de malestar posprandial según los criterios Roma IV, pero un estudio reciente con tomografía por emisión de positrones (PET) demostró una asociación entre el vaciamiento gástrico acelerado y el trastorno en la acomodación.
Hipersensibilidad visceral
La hipersensibilidad visceral es uno de los mecanismos más importantes en la génesis de los síntomas de la dispepsia funcional.
Esta puede originarse a nivel periférico por aumento en la excitabilidad de las terminaciones nerviosas sensitivas a nivel gástrico, como también a nivel del sistema nervioso central.
Procesamiento alterado a nivel cerebral
Uno de los mecanismos en la hipersensibilidad visceral subyacente en la dispepsia funcional se apoyaría en los altos niveles de ansiedad, depresión y somatización y su asociación con la hipersensibilidad visceral.
Alteraciones de la mucosa
Las alteraciones en la integridad de la mucosa duodenal, con un bajo grado de inflamación con aumento de eosinófilos y mastocitos, se asociaron con el síntoma de saciedad temprana.
Cambios en la microbiota a nivel gastrointestinal superior, que pueden o no asociarse con las alteraciones de la mucosa, comienzan a surgir como un hallazgo potencialmente relevante.
Un informe preliminar de un estudio sugiere que los pacientes con dispepsia funcional podrían tener alteraciones en la composición de la microbiota duodenal. No está claro si estos cambios en la microbiota son específicos del síndrome de malestar posprandial.

Opciones de tratamientos
Enfoques generales de tratamiento
Los síntomas de dispepsia funcional, y especialmente los de malestar posprandial, generalmente son desencadenados por la ingestión de una comida, por lo que sería lógico considerar un ajuste dietario para el abordaje de los síntomas.
Usualmente se recomienda realizar comidas en porciones más pequeñas y evitar las grasas.
Algunas guías recomiendan la erradicación de H. pylori en pacientes con síntomas gastrointestinales y endoscopia negativa.
La supresión ácida con inhibidores de la bomba de protones es la terapia de primera elección en pacientes con dispepsia funcional. Los procinéticos serían menos efectivos para la dispepsia funcional que los inhibidores de la bomba de protones.
Algunos metanálisis confirman la eficacia de los procinéticos como grupo farmacológico, pero son pocos agentes los que se encuentran disponibles, y los estudios tienen una calidad extremadamente heterogénea.
Agentes que favorecen la acomodación
La alteración en la acomodación es el trastorno motor más documentado para la dispepsia funcional.
En un estudio con buspirona en 17 pacientes, esta mejoró los síntomas y se asoció con una mejoría en la acomodación gástrica, sin los efectos ansiolíticos que expliquen el beneficio sintomático.
La acotiamida es un inhibidor presináptico muscarínico y un inhibidor de la colinesterasa que, según un estudio de fase III realizado en Japón, ha demostrado efectos favorables en pacientes con malestar posprandial en cuanto a los síntomas de saciedad temprana, plenitud posprandial y distensión abdominal.
Neuromoduladores para el síndrome de malestar posprandial
Un estudio multicéntrico evaluó la mejoría de los síntomas con placebo, escitalopram y amitriptilina. El escitalopram no presentó efectos benficiosos, mientras que la amitriptilina mejoró los síntomas en pacientes con dolor y en aquellos que no presentaban retraso en el vaciamiento gástrico, lo que sugeriría una falta de eficacia en el malestar posprandial.
Sin embargo, el número de estudios de alta calidad de neuromoduladores sobre la dispepsia funcional o el malestar posprandial es limitado.
La mirtazapina fue eficaz para mejorar los síntomas generales, la saciedad temprana, las náuseas y la tolerancia al volumen de nutrientes. En otro estudio, la mirtazapina no afectó la función motriz y sensorial gástrica, lo que sugeriría un modo de acción predominante a nivel central.
Medicamentos herbales y naturales
Varias formulaciones herbales y naturales se han evaluado en pacientes con dispepsia funcional. Se han efectuado estudios de un preparado de varias hierbas medicinales, el cual habría demostrado ser beneficioso en pacientes con dispepsia funcional.
El aceite de menta se ha evaluado para el tratamiento de la dispepsia funcional, y se verificó que las cápsulas fueron superiores al placebo en el alivio de los síntomas de epigastralgia y malestar posprandial, con buena tolerancia. El mecanismo de acción todavía no ha sido establecido, pero algunos estudios demostrarían la capacidad del aceite de menta para relajar el estómago proximal.
Probióticos y antibióticos
Los productos que contienen probióticos han aumentado su popularidad. Un estudio realizado en Japón, en pacientes con malestar posprandial bajo tratamiento con Lactobacillus gasseri, habría mejorado los síntomas frente al placebo, con una frecuencia mayor de eliminación de los síntomas frente al placebo. También se realizó un estudio con rifaximina, con resultados prometedores.
Conclusiones
  • Los autores consideran que, según los estudios epidemiológicos, el síndrome de malestar posprandial es el subgrupo de dispepsia funcional más grande según los criterios Roma IV.
     
  • La fisiopatología del malestar posprandial probablemente involucre un trastorno sensorial y motriz a nivel gástrico, además de una inflamación leve a nivel duodenal.
     
  • Además, concluyen que los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina no han demostrado eficacia.
     
  • Por otro lado, el antidepresivo atípico mirtazapina y los ansiolíticos del grupo 5-HT1A han demostrado eficacia en el síndrome de malestar posprandial.
SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica

Cáncer de esófago

Conceptos actuales sobre el adenocarcinoma de esófago y de la unión gastroesofágica. Diagnóstico precoz, riesgos y estrategias preventivas actualesAutor: Sri G Thrumurthy, M Asif Chaudry , Sasha S D Thrumurthy, Muntzer Mughal BMJ 2019;366:l4373



Lo que es necesario saber
  La incidencia de cáncer esofágico continúa aumentando en los países
  Los hombres tienen más del doble de probabilidades de verse afectados que las mujeres
  Los dos subtipos histológicos principales son el adenocarcinoma (vinculado a la obesidad y el reflujo gastroesofágico [ERGE]) y el carcinoma de células escamosas (vinculado al consumo de alcohol y tabaco)
  El reflujo es común en la enfermedad temprana; la disfagia y la odinofagia son comunes en la enfermedad localmente avanzada o tardía
  La investigación óptima es la endoscopia digestiva alta con biopsia del tejido sospechoso
Actualmente, el cáncer de esófago es la sexta causa de muerte más común asociada al cáncer en todo el mundo.
La incidencia global de la enfermedad ha aumentado significativamente en las últimas 4 décadas. Considerada por regiones, la más elevada se halla en Asia oriental,  pero comparando por países, el Reino Unido sigue siendo el primero en la lista.
Este artículo está dedicado especialmente al adenocarcinoma de esófago y de la unión gastroesofágica, ya que las similitudes fisiopatológicas y clínicas que tienen con el “cáncer de esófago”·permite estadificarse y manejarse como entidades similares (la estadificación del cáncer gástrico es diferente.
Durante la última década, la mayor práctica de la derivación precoz de los pacientes con sospecha de cáncer de esófago ha mejorado la detección en estadio temprano, que es una enfermedad curable. Junto con las nuevas terapias endoscópicas y las estrategias terapéuticas perioperatorias, las tasas de supervivencia en general también han mejorado.
¿Qué es el cáncer de esófago?
El cáncer de esófago se refiere a los tumores que se originan en la mucosa esofágica, que pueden progresar localmente hasta involucrar la submucosa subyacente y la capa muscular, invadiendo eventualmente las estructuras adyacentes, como el árbol traqueobronquial, el nervio laríngeo recurrente, la aorta torácica o el diafragma.
El adenocarcinoma y el carcinoma de células escamosas representan más del 95% de todos los casos de cáncer de esófago en todo el mundo. Los casos restantes pueden atribuirse a subtipos histológicos como el carcinoma de células pequeñas, el sarcoma, el linfoma, el melanoma y el coriocarcinoma, pero son raros, incluso en los centros terciarios.
El carcinoma de células escamosas del esófago, que a menudo se asocia con el consumo de alcohol y tabaco y afecta principalmente al esófago superior y medio, fue el cáncer esofágico más común en los años sesenta. Sin embargo, el aumento en el mundo desarrollado de la ERGE) y la enfermedad del esófago de Barrett en los hombres jóvenes por lo demás sanos, ha contribuido al adenocarcinoma esofágico, siendo ahora el subtipo más común en todo el oeste de Europa y América del Norte.
Los cánceres del esófago inferior y de la unión gastroesofágica son típicamente adenocarcinomas, y a menudo se asocian con ERGE, esófago de Barrett, alto índice de masa corporal y sexo masculino.
Las metástasis de ambos subtipos de cáncer ocurren típicamente en los ganglios linfáticos periesofágicos, hígado y pulmones.
Factores de riesgo
La mayoría de los factores de riesgo se aplican a todas las formas de cáncer de esófago, pero algunos son específicos de ciertos subtipos.
Edad
La incidencia de cáncer de esófago aumenta considerablemente más después de los 45 años; la mayor incidencia global se observa en personas >85 años. Más del 85% de los casos involucra a personas >55 años. La incidencia pico es en varones de 85 a 89 años, mientras que en las mujeres alcanza su máximo después de los 90 años.
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Un estudio de casos y controles con 1.428 sueco sugirió la existencia de una relación entre la gravedad, la duración de los síntomas y la frecuencia de los síntomas de reflujo con el riesgo de adenocarcinoma esofágico.
Esófago de Barrett
Un estudio de 1.028 pacientes con esófago de Barrett de dinamarqués reveló una incidencia de 1,2 casos/1.000 personas-años y concluyó que las personas con esófago de Barrett tienen un riesgo relativo de desarrollar adenocarcinoma, de 11,3 con un riesgo de 0,12/año. Otro estudio reveló que la inactivación de ciertos genes puede estar asociada con la progresión del esófago de Barrett a la displasia o el cáncer.
Las lesiones premalignas, como las displásicas de alto grado y los cánceres del esófago tempranos se encuentran hasta en el 40% de las personas con esófago de Barrett displásico. Si bien el riesgo del esófago de Barrett sin displasia que evoluciona hacia el cáncer es aproximadamente 0,33%, en los individuos con lesiones displásicas de alto grado se eleva al 10%.
La guía actual de la European Society of Gastrointestinal Endoscopy recomienda la vigilancia endoscópica de la mucosa de Barrett sin displasia: 1 vez/5  años cuando se halla mucosa de Barrett de 1-3 cm de longitud y, 1 vez/3 años cuando la mucosa de Barrett es de 3-10 cm de largo.
Índice de masa corporal (IMC)
Un estudio de cohorte de 120.852 pacientes en los Países Bajos reveló que, en comparación con las personas con un IMC de 20,0-24,9, las personas con IMC de 25,0-29,9 tenían un riesgo relativo de cáncer esofágico de 1,40, y aquellos con IMC >30, tenían un riesgo relativo de 3,96.
Esta asociación fue previamente atribuida al aumento de la ERGE en personas obesas, pero estudios basados en la población han confirmado que el riesgo atribuido al IMC existe independientemente del reflujo.
Del mismo modo, un estudio de casos y controles en Suecia halló que las personas con IMC >30 tenían más probabilidades de desarrollar adenocarcinoma esofágico que las personas con un IMC <22.
Sexo masculino
En todo el mundo, los hombres tienen una fuerte preponderancia para el cáncer de esófago (proporción hombre/mujer de 2,4: 1) que no se puede atribuir a factores de riesgo como la ERGE y la obesidad (que tienen una distribución uniforme entre ambos sexos).
Sin embargo, hay una variación global significativa en la incidencia, con tasas en los hombres que van desde 170/1.000.000 en Asia oriental a 8/1.000.000 en África occidental. Del mismo modo, las tasas en mujeres van desde 78/1.000.000 en África oriental a 2/1.000.000 en Micronesia/Polinesia.
Dieta
Una revisión epidemiológica global de 47 estudios multimodalidad mostró que el mayor consumo de verduras y frutas (50 g/día) redujo el riesgo de cáncer esofágico en aproximadamente un 20%. Esto coincidió con los datos de un estudio norteamericano, que también mostró que el 28, 7% de los casos de carcinoma de esófago de células escamosas y el 15,3% de los casos de adenocarcinoma esofágico habían tenido una baja ingesta de frutas y verduras.
Los autores expresan que no se sabe si atribuirlo a las propiedades antioxidantes. También se ha demostrado el efecto sinérgico del tabaquismo y la ingesta excesiva de alcohol.
Virus del papiloma humano (VPH)
Un metaanálisis de estudios de observación realizados en Asia, Europa, América del Norte, África del Sur, Oriente Medio y Australia en 2.638 pacientes reveló que la infección con el VPH aumentó el riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago.
Presentación
La ubicación, estadio y subtipo histológico tumoral pueden influir en el modo de presentación. Debido a la distensibilidad de la pared esofágica y a su capacidad para acomodarse el paso del bolo alimenticio, los pacientes con cánceres esofágicos en su primeras etapas (0 a II) pueden no manifestar síntomas notables.
La mitad de los individuos con cáncer de esófago se presentan con la enfermedad en sus etapas tardías (III y IV) ? los síntomas de presentación más comunes en estas etas son la disfagia y la odinofagia.
El reflujo y la dispepsia son síntomas de presentación más comunes en las primeras etapas del adenocarcinoma. En los pacientes con enfermedad localmente avanzada, la disfagia precede a la pérdida de peso severa.
Los pacientes con tumores en el esófago superior avanzados (típicamente el carcinoma de células escamosas) también pueden presentarse con voz ronca(por compresión tumoral del nervio laríngeo recurrente), mientras que aquellos con afectación del nervio frénico pueden presentar con hipo.
La tos paroxística o posprandial puede indicar la presencia de una fístula esófago-bronquial o esófago-traqueal, secundaria a la invasión localmente avanzada del tumor.
En cualquier paciente que se presenta con reflujo, disfagia, dispepsia o regurgitación hay que considerar los principales diagnósticos diferenciales, que figuran en la siguiente tabla.
Diagnósticos diferenciales comunes del cáncer de esófago
Patología
Manifestaciones clínicas diferenciales
Investigaciones diferenciadoras
Esófago de Barrett benigno • Reflujo de larga duración
 • Disfagia (rara)
  La gastroscopia y la biopsia diferencian la estenosis de Barrett benigna, la metaplasia intestinal benigna, la displasia y el cáncer invasivo.
Estrechez péptica benigna  Reflujo crónico
  Disfagia de lenta progresión
  La gastroscopia confirma la estenosis de apariencia benigna.
Acalasia  Larga historia de regurgitación.
  No hay historia de reflujo
  Puede ser clínicamente indistinguible del cáncer de  esófago
  El trago de sustancia de contraste revela el típico defecto de llenado del "pico de pájaro"
  Para diferenciar la acalasia de la seudoacalasia * (que puede imitar a la acalasia clínica y radiológica), la gastroscopia es vital para evaluar la mucosa y hacer la biopsia
  La gastroscopia de la acalasia temprana a menudo se informa como "normal" debido a su baja sensibilidad para la acalasia
  La manometría esofágica revela una relajación incompleta en el esfínter esofágico mucosa.
*La seudoacalasia se refiere a una dilatación del esófago similar a la acalasia secundaria al estrechamiento esofágico distal por causas distintas a la denervación primaria. Estas causas incluyen malignidad (típicamente cáncer gástrico submucoso) con extensión esofágica
 
Sin embargo, es importante que todos los pacientes que cumplen con los criterios de derivación del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) por sospecha el cáncer esofágico sean remitidos al especialista para la realización de una endoscopia gastrointestinal superior.
 
National Institute for Health and Care Excellence (NICE).Criterios de derivación del paciente ante la sospecha de cáncer esofágico
Criterios de derivación urgente
Para gastroscopia de acceso directo a realizarse dentro de las 2 semanas.
    • Disfagia
    • Edad ≥55 años con pérdida de peso y cualquiera de los siguientes:
             - Dolor abdominal superior
             - Reflujo
             - Dispepsia
Criterios de derivación no urgente
Para gastroscopia de acceso directo.
     Hematemesis
     Edad ≥55 años con cualquiera de los siguientes:
- Dispepsia resistente al tratamiento.
- Dolor abdominal superior y anemia.
- Aumento del recuento de plaquetas con náuseas, vómitos, pérdida de peso, reflujo, dispepsia, o dolor abdominal superior
Náuseas o vómitos con pérdida de peso, reflujo, dispepsia o superior, dolor abdominal
                
 
 Diagnóstico
El cáncer de esófago se diagnostica inicialmente mediante la gastroscopia con biopsia del tejido sospechoso. La gastroscopia está indicada para los pacientes sintomáticos con factores de riesgo.
Considerar también derivar a los pacientes sintomáticos que no cumplen con los criterios, con el fin de recibir la opinión del especialista. Los especialistas considerarán la investigaciones para caracterizar endoscópicamente el cáncer de esófago ya diagnosticado.
Investigaciones concertadas por los especialistas para profundizar las características del cáncer de esófago diagnosticado endoscópicamente.
  Tomografía computarizada (TC): se utiliza para la estadificación TNM (invasión tumoral, afectación ganglionar, metástasis)
  Imagen de resonancia magnética: puede confirmar la naturaleza de la lesiones dudosas que no pueden ser completamente caracterizadas en la TC.
 • Tomografía por emisión de positrones con TC (PET-TC): detecta metástasis distantes no evidentes en la estadificación de la TC sola.
 • Ecografía endoscópica: brinda la caracterización loco-regional más precisa de la enfermedad y puede ser utilizada junto con la aspiración con aguja fina, para estadificar los ganglios indeterminados en la vecindad tumoral.
  Diagnóstico laparoscópico: es un complemento de la estadificación para excluir las metástasis peritoneales que pueden no haber sido evidentes en la PET-TC.
 
  Prevención
El consenso global de expertos sugiere que, aunque la reducción de la grasa total, la grasa saturada y el colesterol de la dieta reduce el riesgo de adenocarcinoma esofágico, la evitación del alcohol y del tabaco es probablemente el mejor medio para reducir el riesgo de cáncer esofágico.
Los organismos de salud pública también podrían considerar la profilaxis a través de los programas de vacunación contra el VPH, en regiones con una elevada incidencia de cáncer de células escamosas esofágicas.
 Farmacología
Hay varias hipótesis de que ciertos agentes farmacológicos pueden ayudar aprevenir el desarrollo de cáncer esofágico, como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos. Coincidentemente, un estudio más recientemente, un estudio de casos y controles publicado en 2015 con 637 participantes sostiene que el uso regular de aspirina o AINE reduce el riesgo de esófago de Barrett1.
Un metaanálisis publicado en 2012 también informa que las estatinas reducen el riesgo de cáncer esofágico mientras que ensayo controlado aleatorizado multicéntrico de 2018 menciona la falta de beneficio de dosis elevadas de esomeprazol sobre la incidencia de adenocarcinoma de esófago.
 Cribado
La guía de la British Society of Gastroenterology informa que el cribado del cáncer esofágico está indicado en pacientes con esófago de Barrett, para detectar las lesiones premalignas y los cánceres precoces.
La guía también establece que no se justifica el cribado en las personas de las población general con síntomas de reflujo, debido a la incidencia relativamente baja de cáncer de esófago en relación con la alta prevalencia de la ERGE en general.
La guía del North America’s National Cancer Institute afirma que la detección endoscópica del reflujo en la población general resultaría en una reducción insignificante de la mortalidad de cáncer de esófago, con una morbilidad indebida conferida por el riesgo relacionado con la endoscopia.
Sin embargo, se está considerando la detección no invasiva del cáncer de esófago en la población general. El ensayo BEST2, multicéntrico, publicado en 2017, evaluó el uso de una cápsula endoscópica gastrointestinal (gastroscopia) con un dispositivo para tomar muestras del esófago (el Cytosponge), obviando potencialmente la necesidad de una evaluación endoscópica en pacientes de bajo riesgo con esófago de Barrett.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti

martes, 4 de junio de 2019

Dispepsia funcional: subgrupos

Se caracterizan por la manifestación de síntomas sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El síndrome de malestar posprandial es el subgrupo más grande según los criterios Roma IV
Autor: Van Den Houte K, Carbone F, Tack J Expert Rev Gastroenterol Hepatol. 2019 Jan;13(1):37-46
Introducción
Los trastornos gastrointestinales funcionales son trastornos crónicos comunes que se caracterizan por la manifestación de síntomas, sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El consenso Roma subdividió a los pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales según los patrones sintomáticos y otras características.
Entre ellos, la dispepsia funcional es uno de los trastornos funcionales más frecuentes, y estaría localizada a nivel gastroduodenal, con manifestaciones de saciedad temprana, plenitud posprandial, dolor epigástrico y pirosis. Los criterios Roma III y IV consideran que esta afección tiene características heterogéneas, por lo que se dividió en síndrome de malestar posprandial y síndrome de epigastralgia.

 Epidemiología
La prevalencia de la dispepsia funcional según el consenso Roma IV se encuentra entre el 8% y el 12%, en donde el 61% de las personas padecen síndrome de malestar posprandial; el 18%, síndrome de epigastralgia, y un 21% presenta solapamiento de ambos síndromes.
Según los hallazgos, los trastornos funcionales tienden a solaparse, y tanto el impacto de este solapamiento como su correcto diagnóstico, el mecanismo fisiopatológico y las opciones terapéuticas, entre otros, siguen bajo estudio. Estos trastornos se asocian con efectos sobre la calidad de vida, los costos de salud y las actividades diarias, incluso las laborales.

Solapamiento con otros trastornos
Los pacientes con dispepsia funcional frecuentemente tienen síntomas coexistentes con otros trastornos de tipo gastrointestinales o funcionales.
La afección con la que más a menudo hay solapamiento es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con una prevalencia mayor del 50% en pacientes con dispepsia funcional, mientras que en el resto de la población la ERGE representa entre un 15% y 25%.
Un estudio realizado en Corea, utilizando criterios Roma III, encontró un importante solapamiento entre el síndrome de intestino irritable y la dispepsia funcional; sin embargo, el estudio no distinguió al malestar posprandial del síndrome de epigastralgia.

Diagnóstico
El enfoque diagnóstico debería comenzar con una historia clínica detallada que identifique la presentación de los síntomas predominantes, como la saciedad temprana y la plenitud posprandial, entre otros.
Es importante evaluar la presencia de signos de alarma que puedan motivar a estudios más extensos en búsqueda de alguna enfermedad orgánica, como la pérdida de peso sin causa aparente, la disfagia y las hemorragias gastrointestinales, entre otras.
El diagnóstico de dispepsia funcional se realiza en presencia de una endoscopia gastrointestinal superior negativa.
En atención primaria, generalmente no se realiza la endoscopia y se deriva a los pacientes bajo el diagnóstico de dispepsia no investigada.
Ante la presencia de síntomas crónicos, el especialista puede realizar una endoscopia y arribar al diagnóstico al ser esta negativa. Las últimas guías recomiendan obtener biopsias gástricas de rutina, en función de detectar la presencia de Helicobacter pylori.

Mecanismos fisiopatológicos
Se ha implicado en la patogenia de la dispepsia funcional a una variedad de mecanismos fisiopatológicos, entre ellos alteraciones en la función gástrica sensorial y motora, cambios en la mucosa y, además, cambios en el procesamiento de distintas señales aferentes a nivel estomacal. Esta cantidad de mecanismos reflejarían la heterogeneidad de este trastorno.
Acomodación gástrica
La acomodación gástrica es el proceso de relajación del estómago proximal luego de la ingestión de alimento, lo que permite el almacenamiento de la comida sin un aumento en la presión intragástrica. El mecanismo de referencia para su evaluación es el barostato gástrico, un procedimiento invasivo casi nunca utilizado en la práctica.
Se ha propuesto un instrumento intragástrico de medición de la presión mediante sondas manométricas para la evaluación de la acomodación, pero todavía faltan estudios a gran escala.
La alteración en la acomodación gástrica se presenta hasta en el 45% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de saciedad temprana, un síntoma clave del malestar posprandial.
Vaciamiento gástrico
El vaciamiento gástrico puede ser evaluado mediante centellograma, prueba del aliento o, indirectamente, por medio de una cápsula inalámbrica.
El retraso en el vaciamiento gástrico se presenta en hasta el 30% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de plenitud posprandial, considerado cardinal del malestar posprandial; también se ha vinculado con náuseas y vómitos, síntomas más reminiscentes de la gastroparesia.
En un pequeño subgrupo de los pacientes con dispepsia funcional, el vaciamiento gástrico es más rápido que el normal. Todavía falta establecer si esta es una característica del subgrupo de malestar posprandial según los criterios Roma IV, pero un estudio reciente con tomografía por emisión de positrones (PET) demostró una asociación entre el vaciamiento gástrico acelerado y el trastorno en la acomodación.
Hipersensibilidad visceral
La hipersensibilidad visceral es uno de los mecanismos más importantes en la génesis de los síntomas de la dispepsia funcional.
Esta puede originarse a nivel periférico por aumento en la excitabilidad de las terminaciones nerviosas sensitivas a nivel gástrico, como también a nivel del sistema nervioso central.
Procesamiento alterado a nivel cerebral
Uno de los mecanismos en la hipersensibilidad visceral subyacente en la dispepsia funcional se apoyaría en los altos niveles de ansiedad, depresión y somatización y su asociación con la hipersensibilidad visceral.
Alteraciones de la mucosa
Las alteraciones en la integridad de la mucosa duodenal, con un bajo grado de inflamación con aumento de eosinófilos y mastocitos, se asociaron con el síntoma de saciedad temprana.
Cambios en la microbiota a nivel gastrointestinal superior, que pueden o no asociarse con las alteraciones de la mucosa, comienzan a surgir como un hallazgo potencialmente relevante.
Un informe preliminar de un estudio sugiere que los pacientes con dispepsia funcional podrían tener alteraciones en la composición de la microbiota duodenal. No está claro si estos cambios en la microbiota son específicos del síndrome de malestar posprandial.

Opciones de tratamientos
Enfoques generales de tratamiento
Los síntomas de dispepsia funcional, y especialmente los de malestar posprandial, generalmente son desencadenados por la ingestión de una comida, por lo que sería lógico considerar un ajuste dietario para el abordaje de los síntomas.
Usualmente se recomienda realizar comidas en porciones más pequeñas y evitar las grasas.
Algunas guías recomiendan la erradicación de H. pylori en pacientes con síntomas gastrointestinales y endoscopia negativa.
La supresión ácida con inhibidores de la bomba de protones es la terapia de primera elección en pacientes con dispepsia funcional. Los procinéticos serían menos efectivos para la dispepsia funcional que los inhibidores de la bomba de protones.
Algunos metanálisis confirman la eficacia de los procinéticos como grupo farmacológico, pero son pocos agentes los que se encuentran disponibles, y los estudios tienen una calidad extremadamente heterogénea.
Agentes que favorecen la acomodación
La alteración en la acomodación es el trastorno motor más documentado para la dispepsia funcional.
En un estudio con buspirona en 17 pacientes, esta mejoró los síntomas y se asoció con una mejoría en la acomodación gástrica, sin los efectos ansiolíticos que expliquen el beneficio sintomático.
La acotiamida es un inhibidor presináptico muscarínico y un inhibidor de la colinesterasa que, según un estudio de fase III realizado en Japón, ha demostrado efectos favorables en pacientes con malestar posprandial en cuanto a los síntomas de saciedad temprana, plenitud posprandial y distensión abdominal.
Neuromoduladores para el síndrome de malestar posprandial
Un estudio multicéntrico evaluó la mejoría de los síntomas con placebo, escitalopram y amitriptilina. El escitalopram no presentó efectos benficiosos, mientras que la amitriptilina mejoró los síntomas en pacientes con dolor y en aquellos que no presentaban retraso en el vaciamiento gástrico, lo que sugeriría una falta de eficacia en el malestar posprandial.
Sin embargo, el número de estudios de alta calidad de neuromoduladores sobre la dispepsia funcional o el malestar posprandial es limitado.
La mirtazapina fue eficaz para mejorar los síntomas generales, la saciedad temprana, las náuseas y la tolerancia al volumen de nutrientes. En otro estudio, la mirtazapina no afectó la función motriz y sensorial gástrica, lo que sugeriría un modo de acción predominante a nivel central.
Medicamentos herbales y naturales
Varias formulaciones herbales y naturales se han evaluado en pacientes con dispepsia funcional. Se han efectuado estudios de un preparado de varias hierbas medicinales, el cual habría demostrado ser beneficioso en pacientes con dispepsia funcional.
El aceite de menta se ha evaluado para el tratamiento de la dispepsia funcional, y se verificó que las cápsulas fueron superiores al placebo en el alivio de los síntomas de epigastralgia y malestar posprandial, con buena tolerancia. El mecanismo de acción todavía no ha sido establecido, pero algunos estudios demostrarían la capacidad del aceite de menta para relajar el estómago proximal.
Probióticos y antibióticos
Los productos que contienen probióticos han aumentado su popularidad. Un estudio realizado en Japón, en pacientes con malestar posprandial bajo tratamiento con Lactobacillus gasseri, habría mejorado los síntomas frente al placebo, con una frecuencia mayor de eliminación de los síntomas frente al placebo. También se realizó un estudio con rifaximina, con resultados prometedores.
Conclusiones
  • Los autores consideran que, según los estudios epidemiológicos, el síndrome de malestar posprandial es el subgrupo de dispepsia funcional más grande según los criterios Roma IV.
     
  • La fisiopatología del malestar posprandial probablemente involucre un trastorno sensorial y motriz a nivel gástrico, además de una inflamación leve a nivel duodenal.
     
  • Además, concluyen que los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina no han demostrado eficacia.
     
  • Por otro lado, el antidepresivo atípico mirtazapina y los ansiolíticos del grupo 5-HT1A han demostrado eficacia en el síndrome de malestar posprandial.
SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica

lunes, 11 de marzo de 2019

Enfermedades digestivas eosinofílicas

Enfermedades digestivas eosinofílicas
Conceptos actuales sobre la gastroenteritis y colitis eosinofílicas y otras enfermedades eosinofílicas distales al esófagoAutor: Marjorie M Walker, Michael Potter, Nicholas J Talley Fuente: Lancet Gastroenterol Hepatol 2018; 3: 271–80 DOI:https://doi.org/10.1016/S2468-1253(18)30005-0 Eosinophilic gastroenteritis and other eosinophilic gut diseases distal to the oesophagus
Los eosinófilos son leucocitos multifuncionales, constituyentes normales del tracto gastrointestinal, excepto cuando están presentes en el epitelio escamoso del esófago.
Los eosinófilos homeostáticos residen principalmente en la lámina propia del intestino delgado y protegen contra los parásitos y las bacterias patógenas. Estas células son selectivas en su respuesta a los parásitos, permitiendo que algunos residan en la mucosa, regulando así el microbioma intestinal y participando en la homeostasis tisular.
Los eosinófilos también modulan la respuesta inmunológica, a través de la secreción de citocinas que pueden activar las células dendríticas e inducir el cambio de clase IgA en las células B. En su papel homeostático, los eosinófilos se distribuyen en forma uniforme y escasa dentro de la lámina propia y no forman racimos ni sufren desgranulaciones.
En el intestino delgado, los eosinófilos mantienen las concentraciones de IgA, mediante factores secretores que prolongan la supervivencia de las células plasmáticas secretoras de IgA, e inducen la producción de IgA secretora.
Esta inmunoglobulina es una defensa de primera línea importante en la mucosa, al prevenir la invasión de microorganismos patógenos cubriéndolos con una envoltura hidrófila que es repelida por el epitelio mucoso, permitiendo así la expulsión.
Tanto la eosinofilia tisular como la periférica se conoce desde hace mucho tiempo como evidencia de la invasión de parásitos, y como todo patólogo sabe, cuando los eosinófilos predominan en la mucosa gastrointestinal, es bueno tener en cuenta el principio de "ver eosinófilos, pensar en parásitos".
Su presencia excesiva no es beneficiosa, como en el asma y los trastornos gastrointestinales eosinofílicos, en los que el reclutamiento de eosinófilos es inducido por patógenos o alérgenos, provocando daño epitelial.
En el asma, los fenotipos de las diferentes enfermedades son claros, y la manifestación de la enfermedad no depende únicamente de una relación directa con el número de eosinófilos, sino también de la interacción entre la predisposición genética y el microbioma.
Esta interacción se conoce menos en los trastornos eosinofílicos del aparato gastrointestinal, con excepción de la esofagitis eosinofílica, caracterizada por la eosinofilia en la mucosa escamosa, en la cual se ha comprobado que existe una interacción similar entre la genética, el microbioma y los alérgenos (particularmente alimentarios).
Los trastornos eosinófilos primarios incluyen la esofagitis, la gastroenteritis y la colitis eosinofílicas. La afectación gastrointestinal también puede observarse en  el síndrome hipereosinofìlico.
La causas secundarias de eosinofilia gastrointestinal son numerosas, incluyendo la hipersensibilidad a los alimentos, las reacciones medicamentosas, la infestación parasitaria y los tumores malignos, siendo más comunes que las enfermedades eosinofílicas primarias.
Otras enfermedades gastrointestinales también se caracterizan por un mayor número de eosinófilos, como la enfermedad por reflujo gastroesofágico y la enfermedad inflamatoria intestinal.
 
Clasificación de los trastornos gastrointestinales asociados a eosinófilos
Enfermedades eosinofílicas primarias.
• Esofagitis eosinofílica
• Gastroenteritis eosinofílica
• Colitis eosinofílica
• Síndrome hipereosinofílico con compromiso gastrointestinal.
Infiltración eosinofílica secundaria en enfermedad.
• Infección: p. Ej., Infección parasitaria o por Helicobacter pylori
• Hipersensibilidad a los alimentos o fármacos.
• Neoplasia
• Enfermedades del tejido conectivo.
• Vasculitis
Enfermedades gastrointestinales asociadas con aumento de eosinófilos
• Dispepsia funcional.
• Síndrome del intestino irritable sin constipación
• Espiroquetosis colónica
• Enfermedad por reflujo gastroesofágico.
• Enfermedad celíaca
• Enfermedades inflamatorias del intestino, incluida la enfermedad de Crohn y la  colitis ulceros
 
Esta revisión se centra en los trastornos gastrointestinales eosinofílicos menos estudiados, como la gastroenteritis y la colitis, así como las más recientemente descritas, la eosinofilia duodenal, vinculada a la dispepsia funcional y, la colitis eosinofílica focal ligada a la espiroquetosis colónica.
Todos estos trastornos gastrointestinales eosinofílicos se caracterizan por un exceso de eosinófilos en la mucosa, submucosa o muscular del estómago, el intestino delgado o el colon; con frecuencia su causa es desconocida. También se describe brevemente el síndrome hipereosinofílico con afectación gastrointestinal.
Gastroenteritis eosinofílica y colitis eosinofílica
Epidemiología
La revisión de una base de datos poblacional de EE. UU. de más de 35 millones de niños y adultos informó una prevalencia global de gastroenteritis eosinofílica de 5,1/100.000 y de colitis eosinofílica de 2,1/100.000 personas. Sin embargo, en otros estudios la prevalencia fue casi el doble. La gastroenteritis eosinofílica es algo más prevalente en niños, mientras que la colitis eosinofílica lo es más en adultos.
Estos trastornos prevalecen en la tercera y cuarta décadas de la vida. En EE. UU., se halló mayor prevalencia en los estados del norte, y en zonas urbanas y suburbanas más que en áreas rurales. También la prevalencia es ligeramente mayor en mujeres e individuos de raza blanca, y la mayoría de los pacientes con gastroenteritis eosinofílica tienen un nivel relativamente elevado de educación.
Es digno de mención que la gastroenteritis y la colitis eosinofílicas se asocian con enfermedades alérgicas, y con frecuencia, los pacientes tienen, en forma concurrente, alergia a medicamentos, rinitis, asma, sinusitis, dermatitis, alergias alimentarias, eczema o urticaria.
Se ha comprobado que existen casos de enfermedades autoinmunes del tejido conectivo en pacientes con gastroenteritis eosinofílica. Hay informes de 19 casos publicados que muestran una asociación entre ambas.
En el 35% de esos pacientes, se halló una asociación con el lupus eritematoso sistémico, 20% con artritis reumatoidea, 15% con esclerosis sistémica y 15% con miositis inflamatoria.
Fisiopatología
La patogenia de la eosinofilia presente en la gastroenteritis y la colitis eosinofílicas está poco estudiada. La histopatología se caracteriza por un número excesivo de eosinófilos con signos de desgranulación.
Se sabe que en la esofagitis eosinofílica, los alérgenos alimentarios impulsan la infiltración de eosinófilos, ya que su eliminación de la dieta es una terapia efectiva; el 74% de los individuos con una dieta en la que se eliminaron 6 alimentos mostró una mejoría de los síntomas y la resolución histológica.
La asociación de alergia y atopia en la gastroenteritis eosinofílica y la colitis eosinofílica sugiere que en algunas personas también podrían ser responsables otros alérgenos, ya que la mitad de los pacientes con gastritis eosinofílica mostró positividad a las pruebas de sensibilidad cutánea de alérgenos alimentario o aero alérgenos, con aumento del recuento de eosinófilos en la sangre.
En los pacientes con gastroenteritis eosinofílica y aumento de la expresión de los genes involucrados en las vías operativas potenciales se observó un transcriptoma gástrico, incluyendo la Inmunidad tipo T-helper impulsada por las interleucinas 4, 5 y 13.
Los autores sostienen que es importante destacar que este transcriptoma tenía más del 90% de correlación con una esofagitis eosinofílica, lo que sugiere que tratamientos similares podrían ser eficaces para ambas condiciones.
Sin embargo, algunos pacientes con trastornos gastrointestinales eosinofílicos tienen un componente autoinmune compartido sin atopia, el cual podría conducir a la eosinofilia a través de diferentes vías inmunológicas, indicando la complejidad de esta enfermedad.
La disbiosis gastrointestinal también podría desempeñar un papel en la fisiopatología de estos trastornos. Las alteraciones en la microbiota intestinal han sido implicadas en la alergia, pero se desconoce si esto es una causa o una consecuencia de la enfermedad.
Es probable que la combinación de predisposición genética, disbiosis y medio ambiente (por ej., alérgenos ingeridos o inhalados) prepare el terreno para la eosinofilia en la colitis y la gastroenteritis eosinofílicas, pero se necesita más investigación para determinar la patogenia subyacente de estos trastornos complejos.
Presentación clínica
Los pacientes con gastroenteritis eosinofílica y colitis eosinofílica suelen presentarse con síntomas gastrointestinales inespecíficos, con un recuento de eosinófilos en sangre que puede ser normal.
Algunos estudios informan que la mayoría de los pacientes (80%) tiene, al menos, eosinofilia periférica leve.
La gastroenteritis y la colitis eosinofílica se asocian a menudo con síntomas esofágicos de enfermedad por reflujo, disfagia y otros síntomas vagos que incluyen dolor abdominal, náuseas, vómitos, falta de crecimiento, diarrea y pérdida de peso. También se han observado condiciones más graves: ascitis, vólvulo, intususcepción, perforación y obstrucción.
Probablemente, la presentación clínica depende del sitio y, la extensión y profundidad de la enfermedad en el tracto gastrointestinal. Los pacientes con una participación eosinofílica más extensa, más allá de la mucosa, en la muscular, pueden presentar obstrucción mientras que aquellos con afectación de la serosa podrían presentar ascitis.
Aunque la eosinofilia esofágica y la esofagitis eosinofílica diagnosticada han sido observadas en niños con gastroenteritis eosinofílica, hay solo un reporte de casos en adultos. Entre 30 niños con gastritis eosinofílica, 28 fueron sometidos a biopsias de esófago simultáneas. Doce (43%) tenían esofagitis eosinofílica concurrente (≥15 eosinófilos/campo de alta potencia). Ningún paciente tuvo concurrencia de colitis eosinofílica, aunque solo 7 (23%) fueron sometidos a biopsias de colon.
Diagnóstico
La gastroenteritis eosinofílica y la colitis eosinofílica pueden sospecharse en el estudio endoscópico, y las imágenes pueden ser útiles para juzgar el alcance de la enfermedad, pero para confirmar el diagnostico se necesita una biopsia.
Endoscopia, imágenes e histopatología.
En los pacientes con gastroenteritis eosinofílica, los hallazgos endoscópicos pueden parecer normales o bien presentar: eritema, manchas blancas, erosiones focales, ulceraciones, engrosamiento de los pliegues, pólipos, nódulos y friabilidad.
En 15 pacientes, los hallazgos endoscópicos fueron en gran medida inespecíficos: la mayoría tenía eritema, pero 2 pacientes presentaban úlceras en el antro duodenal.
En la colitis eosinofílica, la colonoscopia puede revelar parches de edema mucoso, eritema punteado, lesiones blanquecinas elevadas, mucosa granular pálida y ulceración aftosa, aunque estos hallazgos son poco frecuentes y no son confiables.
En cuanto a las imágenes, la afectación de la mucosa en la gastroenteritis eosinofílica puede ponerse en evidencia por la presencia de engrosamiento de los pliegues, pólipos y úlceras en la tomografía computarizada (TC).
En la enfermedad con afectación de la capa muscular se puede observar menor distensibilidad, estenosis y engrosamiento de los pliegues. Si la afectación es de la serosa, puede haber ascitis, engrosamiento omental y linfadenopatías.
Las imágenes de la colitis eosinofílica en los adultos y los niños solo han sido descritas en informes de casos y series pequeñas. Las características en estos pacientes son la presencia del signo “pata de araña” generado por el espesamiento difuso de la mucosa; este signo se produce cuando el contraste penetra marcadamente en los senos mucosos, en la sección longitudinal del intestino de la TC. Cuando hay participación de la mucosa se ha observado engrosamiento concéntrico del colon y la ascitis.
En la mayor serie de niños con colitis eosinofílica y hallazgos radiológicos publicados hasta la fecha, se notó un colon anormal en 6 de 7 pacientes, con engrosamiento parietal, de las austras (en forma aislada) y circunferencial.
La histología de las biopsias de la mucosa gastrointestinal es el estándar de oro para el diagnóstico de gastroenteritis eosinofílica y de colitis eosinofílica, y el criterio diagnóstico principal es el exceso de eosinofilia mucosa en ausencia de una causa conocida.
Sin embargo, el número de eosinófilos necesario para hacer un diagnóstico no está tan bien definido como en la esofagitis eosinofílica (15 eosinófilos/campo de gran aumento).
En una revisión reciente, 30 eosinófilos/campo de alta potencia fue un numero considerado razonable para hacer el diagnóstico de gastritis eosinofílica, mientras que para el diagnóstico de colitis eosinofílica se ha sugerido >50 eosinófilos/campo de alta potencia en el colon derecho, >35 eosinófilos/campo de alta potencia en el colon transverso o, 25/campo de alta potencia en el colon izquierdo. (mesa).
Para el diagnóstico, también se han propuesto recuentos más elevados, junto con otras características histológicas, pero solo son sugerencias derivadas de series de casos y hasta ahora no han sido validados en diferentes poblaciones, como es el caso de la esofagitis eosinofílica. Actualmente no existen pautas formales para el diagnóstico de la biopsia de la mucosa.
Debe tenerse en cuenta que los eosinófilos son constituyentes normales del intestino y que los números pueden variar ampliamente entre los individuos, según la región, el clima, la edad, la exposición a alérgenos alimentarios y a agentes infecciosos.
Cuando se evalúan las muestras de biopsia, estos factores deben ser considerados. Estos factores pueden generar dudas en torno al diagnóstico, lo que significa que hay casos que podrían pasar inadvertidos, a menos que los eosinófilos sean contados rutinariamente en todas las biopsias.
La gastroenteritis eosinofílica se clasificó originalmente en 1970 según el sitio de infiltración de los eosinófilos: mucosa, muscular o serosa.
Un estudio de 40 pacientes con gastroenteritis eosinofílica realizado en 1990 mostró que 23 de ellos tenían enfermedad de la mucosa, 12 tenían afectada la capa muscular, y 5 la subserosa. un posterior indicó claramente que había ocurrido un cambio de la afectación de la muscularis a la de la mucosa.
En este estudio, 52 pacientes tenían enfermedad de la mucosa, 3 tenían enfermedad de la capa muscular y 4 tenían enfermedad subserosa. Aunque este cambio podría ser un criterio de diagnóstico endoscópico, es probable que ahora los casos puedan ser diagnosticados antes que las series originales, haciendo una biopsia de la mucosa superficial en vez de la biopsia de espesor completo tradicional, con la consiguiente reducción de la progresión desde la capa muscular a la serosa, secundaria al tratamiento efectivo, en comparación con los informes anteriores.
La histopatología de la mucosa en gastroenteritis original y la colitis eosinofílica es similar y se describe como el exceso de eosinófilos en la lámina propia, con desgranulación y posible infiltración del epitelio superficial y de las criptas, con formación de abscesos superficiales y en las criptas.
El epitelio podría mostrar cambios degenerativos y regenerativos, con hiperplasia foveolar y de las criptas. A menudo, se observa un considerable exceso de eosinófilos dispuestos en láminas o grupos.

(A) Gastritis eosinofílica con láminas de> 30 eosinófilos por campo de alta potencia (HPF) en la lámina propia, agrupadas alrededor de glándulas (recuadro). (B) Colitis eosinofílica, biopsia por colon izquierdo, con> 35 eosinófilos por HPF en la lámina propia. (C) Espiroquetosis colónicas, una neblina azul en la hematoxilina y la tinción de eosina adheridas a la superficie del epitelio colónico (indicado por flechas), con grupos de eosinófilos en la lámina propia (círculo); el recuadro muestra inmunohistoquímica para identificar espiroquetas de superficie (indicado por la flecha). (D) Eosinofilia duodenal en un paciente con dispepsia funcional de tipo de angustia postprandial con 36 eosinófilos por 5 HPF en la lámina propia
La gran deposición de proteína básica mayor de gránulos de eosinófilos extracelulares, detectada por inmunohistoquímica, es indicativa de la desgranulación de eosinófilos y se ha observado con mayor frecuencia en pacientes con gastroenteritis eosinofílica que en los controles sanos.
La desgranulación puede enmascarar los recuentos de eosinófilos, como sucede en la esofagitis eosinofílica, en la que el número de eosinófilos que se halla en el epitelio escamoso fue significativamente mayor cuando se usó la inmunotinción de la proteínas básica mayor que con la hematoxilina-eosina.
Sitios de biopsia para la gastroenteritis eosinofílica
La elección de los sitios de biopsia endoscópica intestinal es importante cuando el diagnóstico es incierto, particularmente el de la gastroenteritis eosinofílica y la colitis eosinofílica. La patología puede ser irregular, y por lo tanto, con el fin de confirmar el diagnóstico, es recomendable tomar muestras de biopsia de todas las regiones del intestino, incluyendo las lesiones macroscópicas evidentes.
Una buena práctica es basarse en el sistema de Sydney para los sitios recomendados de biopsia del cuerpo gástrico, antro e incisura; los autores recomiendan que se tomen al menos 4 muestras de biopsia de la primera y segunda porción del duodeno, tal como se aplica para el diagnóstico de la enfermedad celíaca en la enfermedad parcheada, colocado las muestras en recipientes separados.
Ante la sospecha de una gastroenteritis eosinofílico en pacientes pediátricos, también se recomienda hacer biopsias del esófago, cuerpo gástrico, mucosa antral y duodeno.
Para el diagnóstico de colitis eosinofílica no asociada a lesiones macroscópicamente visibles, se puede aplicar el mismo criterio que para la enfermedad intestinal inflamatoria, tanto de adultos como de niños, con un rendimiento óptimo cuando las muestras son tomadas de múltiples sitios, proporcionando una mayor precisión diagnóstica y mejor acuerdo diagnóstico interobservador.
Por lo tanto, en estos casos, los autores recomiendan obtener muestras de biopsias al azar del íleon terminal y de cada segmento colónico colon (desde el ciego hasta el recto), colocándolas las muestras en recipientes separados.
Diagnósticos diferenciales
A pesar de haberse demostrado que la gastroenteritis y la colitis eosinofílicas se asocian con otras enfermedades, particularmente la alergia, se desconoce cuál es a patogénesis exacta.
Por lo tanto, estas enfermedades son diagnosticados por exclusión, ya que un número excesivo de eosinófilos en el intestino puede verse en muchas condiciones que requieren investigación clínico-patológica. Si existe eosinofilia, se debe sospechar una infección.
Las infecciones más conocidas inductoras de eosinofilia son las parasitarias. El antecedente de viajes y el examen parasitológico de las heces para detectar huevos y parásitos es una buena práctica si la biopsia muestra eosinofilia. Informes recientes de pacientes con espiroquetosis colónica asociada con el síndrome del intestino irritable sin constipación ha mostrado una eosinofilia característica en la biopsia del colon, con grupos adyacentes de espiroquetas en el epitelio colónico superficial.
Se ha comprobado que en la población general sometida a colonoscopia, el 2,3% tenía espiroquetosis colónica eosinofílica. Los recuentos fueron mayores en los pacientes con espiroquetosis del colon que en aquellos sin espiroquetosis, incluso en el recto.
Los individuos con espiroquetosis colónica son más propensos a tener síndrome inflamatorio intestinal que los que no la tienen. El 62% de los pacientes presentó diarrea, comparado con el 31% de los controles y, el dolor abdominal, en el 52%, comparado con el 17% de los controles.
La eosinofilia gástrica puede estar asociada a la infección por Helicobacter pylori, tanto antes como después del tratamiento de erradicación. La hipersensibilidad a los medicamentos también puede desencadenar eosinofilia; por ejemplo, al micofenolato y los antiinflamatorios no esteroideos. Sin embargo, debido a éstos son de uso común, siempre deben ser considerados dentro del diagnóstico diferencial.
En la hipersensibilidad a los alimentos como en la proctocolitis alérgica hay una prevalencia variada en todos los bebés sanos con una reacción adversa a la proteína de leche de vaca, que va del 0,3% al 7,5%. En un estudio prospectivo, 14 de 22 bebés (64%) con sangrado rectal tuvieron colitis alérgica (definida por el número o la ubicación de los eosinófilos), 5 (23%) tenían biopsias normales y 3 (13%), colitis inespecífica.
La hemorragia rectal en todos los lactantes con biopsias normales o colitis inespecífica se resolvió sin modificar la dieta, excepto un infante, quien posteriormente fue diagnosticado con enfermedad intestinal inflamatoria infantil.
Las biopsias de mucosa rectal en la proctocolitis alérgica se caracteriza por un aumento del número de eosinófilos en la lámina propia, el epitelio superficial y las criptas y, la muscularis mucosa, sin cambios arquitectónicos significativos.
Por lo general, este diagnóstico es clínico y los síntomas se resuelven 2 a 3 días después de la eliminación de la proteína de la leche de vaca. En las biopsias de colon de pacientes con alergia a los alimentos (una amplia gama de alimentos) se observa aumento de los eosinófilos del colon, con desgranulación.
En la enfermedad celíaca activa se ha descrito un aumento de los eosinófilos duodenales. Más recientemente, en 150 pacientes con enfermedad celíaca se ha comprobado una infiltración prominente de eosinófilos (hasta 50 eosinófilos/campo de alta potencia). Se sugirió que los eosinófilos son partícipes del daño mucoso ya que fueron hallados en los estadios histológicos más avanzados.
Las biopsias gastrointestinales en pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales muestran eosinófilos en número variable. Cuando en las biopsias gástricas se hallan eosinófilos, se debe sospechar una enfermedad inflamatoria intestinal, ya que las biopsias de colon en pacientes con enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa también muestran un mayor número de eosinófilos en la lámina propia, en comparación con los controles.
También se ha observado infiltración eosinófila del tracto gastrointestinal en trastornos del tejido conectivo, como la artritis reumatoidea, la esclerosis sistémica, la vasculitis y la granulomatosis eosinofílica con poliangeitis.
Dispepsia funcional y eosinofilia duodenal
La eosinofilia ha sido descrita en biopsias duodenales de pacientes con dispepsia funcional, particularmente en aquellos con saciedad precoz, aunque el número de eosinófilos es más bajo que el observado en la gastroenteritis eosinofílica.
En un estudio sueco, la dispepsia funcional en individuos con recuentos de eosinófilos elevados en D1 (bulbo duodenal) (>22 eosinófilos/5 campos de alta potencia) tuvo un cociente de probabilidad fue 11,7.
La eosinofilia en D1 se asoció significativamente con saciedad precoz, implicando a la eosinofilia duodenal en la aparición del distrés postprandial, un subtipo de dispepsia funcional, con 52 eosinófilos/5 campos de alta potencia en comparación con 34 eosinófilos/5 campos de alta en los controles. Se ha demostrado que la barrera intestinal alterada y el deterioro del funcionamiento neuronal acompañan a la eosinofilia duodenal en las biopsias ex vivo de pacientes con dispepsia funcional.
En biopsias ex vivo de pacientes con dispepsia funcional también se halló un aumento de la permeabilidad duodenal (medida por la resistencia eléctrica transepitelial) y paracelular, a lo largo del duodeno con eosinofilia e infiltración de mastocitos.
En estos pacientes, la señalización neuronal, medida por las respuestas del calcio a la despolarización eléctrica y química, se vio alterada en el plexo submucoso, con una significativa correlación negativa entre la respuesta de calcio a la estimulación eléctrica y el número de eosinófilos.
Es posible que estas observaciones reflejen un mecanismo orgánico del trastorno en pacientes con dispepsia funcional, por el cual un alérgeno o una infección provocan la interrupción de la barrera y la generación de una respuesta inmunológica de tipo T-helper 2, que Induce el reclutamiento y la desgranulación de los eosinófilos, lo que a su vez afecta el sistema nervioso submucoso y la función gastroduodenal. En la dispepsia funcional no se ha observado eosinofilia periférica.
Síndrome hipereosinofílico con compromiso gastrointestinal
Actualmente, el síndrome hipereosinofílico se define por un recuento absoluto de eosinófilos en sangre >1.500 células/μl, durante más de 1 mes (aunque si se está produciendo daño grave en el órgano terminal, el diagnóstico puede hacerse inmediatamente, para evitar retrasos terapéuticos).
También podría observarse hipereosinofilia tisular con evidencia de daño en órgano blanco mediado por eosinófilos, pero antes de hacer el diagnóstico de síndrome hipereosinofílico deben excluirse todas las causas conocidas de hipereosinofilia.
Las causas secundarias de eosinofilia en la sangre incluyen: infecciones parasitarias o virales, enfermedades alérgicas, medicamentos y productos químicos, hipoadrenalismo y, cáncer. El síndrome hipereosinofílico se caracteriza por una infiltración multiorgánica de eosinófilos en oposición a la afectación de un solo órgano como sucede en los trastornos gastrointestinales eosinofílicos.
Se ha propuesto que si los trastornos gastrointestinales eosinofílicos coexisten con hipereosinofilia sanguínea y está afectado un solo órgano, se puede usar el término síndrome de superposición hipereosinofílica. La afectación de órganos en este síndrome puede incluir el síndrome de Budd-Chiari crónico, hepatitis activa, colangitis eosinofílica, gastroenteritis eosinofílica y colitis eosinofílica, pero no esofagitis eosinofílica.
Es de destacar que el trastorno sistémico de los mastocitos, la mastocitosis sistémica, también puede manifestarse con eosinofilia intestinal, estimulada por la liberación localizada de mediadores quimiotácticos eosinófilos.
Tratamiento de la gastroenteritis eosinofílica y colitis eosinofílica
Las causas secundarias de la, como los medicamentos o las infecciones parasitarias, deben ser cuidadosamente evaluadas y tratadas. Si existe deficiencia de micronutrientes, también debe ser corregida. La espiroquetosis colónica, que se asocia con eosinofilia colónica y síntomas gastrointestinales, puede ser tratada con metronidazol.
Se ha demostrado que este tratamiento mejora los síntomas gastrointestinales, aunque faltan ensayos aleatorizados. También, que terapias que tienen cierta eficacia en el tratamiento de la dispepsia funcional con eosinofilia duodenal incluye a los antagonistas de los receptores de leucotrienos montelukast y a los inhibidores de la bomba de protones (posiblemente por la inhibición de la botaina).
Sin embargo, no se ha demostrado que con estas u otras terapias se produzca una mejoría de los síntomas de la dispepsia funcional como resultado de la estabilización o reducción del número de eosinófilos.
Si no se encuentra una causa secundaria de eosinofilia, se puede hacer el diagnóstico de gastroenteritis eosinofílica o colitis eosinofílica, con varias opciones terapéuticas, aunque la evidencia para la mayoría de las terapias se limita a Informes de caso y pequeñas series de casos no controlados.
Terapia dietética
Como tratamiento de primera línea para los trastornos gastrointestinales eosinofílicos se recomienda la terapia dietética.
Las dietas empíricas de eliminación de alimentos, que excluyen los antígenos alimentarios comúnmente implicados (leche, trigo, soja, huevos, frutos secos y mariscos), han demostrado su eficacia en el tratamiento de la esofagitis eosinofílica, lo que indica que la comida es un desencadenante antigénico importante en la enfermedad eosinofílica prototípica.
Varias dietas de eliminación de alimentos parecen ser eficaces en la gastroenteritis eosinofílica; sin embargo, la evidencia se limita a informes de casos y casuísticas pequeñas. En éstos, uno de los estudios más grande una serie de caso retrospectivos de 17 niños con gastroenteritis eosinofílica, mostró una tasa de respuesta clínica a esa dieta del 82%.
Aunque algunos informes de casos describen resultados exitosos de la eliminación de alimentos específicos, basados en pruebas de alergia, se ha reportado que la respuesta al tratamiento falló en las alergias alimentarias identificadas por la prueba de sensibilidad cutánea o la medición de las concentraciones séricas de IgE específicas de los alimentos, sugiriendo que la eliminación selectiva de alimentos podría no resultar eficaz.
De hecho, actualmente no se recomiendan las pruebas específicas de alergia a los alimentos para el tratamiento de la gastroenteritis eosinofílica.
El 75% de los lactantes alimentados con una dieta elemental rigurosa excluyente también mostró la eficacia de esa dieta para el tratamiento de la gastroenteritis eosinofílica y la colitis eosinofílica; sin embargo, es probable que el cumplimiento de los niños mayores y los adultos limite severamente su utilidad.
Corticosteroides
Los corticosteroides se utilizan como tratamiento farmacológico de primera línea para la gastroenteritis eosinofílica y la colitis eosinofílica, cuando la terapia dietética no logró una adecuada respuesta clínica. Se ha demostrado que 20–40 mg/día de prednisona oral, durante 2 semanas, induce la remisión clínica en la mayoría de los pacientes, aunque algunos informes recomiendan dosis más elevadas (0,5–1 mg/kg).
Los pacientes cuyos síntomas recaen durante o después de la disminución de la dosis del fármaco pueden requerir un tratamiento de mantenimiento continuado. A menudo, se utilizan corticosteroides sistémicos como la prednisona en dosis bajas (5-10 mg/día, o la dosis mínima requerida para mantener la respuesta).
Sin embargo, debido a los efectos secundarios indeseables a largo plazo de la ccorticoterapia sistémica, se pueden considerar otros agentes alternativos menos propensos a alcanzar la circulación sistémica. Se ha conseguido una buena respuesta con la utilización de budesonida (3-9 mg/día); se ha demostrado que  la fluticasona oral disminuye la eosinofilia gástrica concurrente en niños con esofagitis eosinofílica.
Agentes ahorradores de esteroides
En los individuos que requieren terapia de mantenimiento con corticosteroides o que no responden adecuadamente a su acción, se han utilizado varios agentes, con resultados positivos. Varios de estos agentes son los que se utilizan para el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal, como la mesalazina (o ácido 5-aminosalicílico), la azatioprina y, los agentes anti-TNF, como el infliximab y el adalimumab.
Otras opciones son los estabilizadores de los mastocitos, como el cromoglicato de sodio y el ketotifeno y, el antagonista de los receptores de leucotrienos montelukast, omalizumab, un agente anti-IgE, que demostró lograr una mejoría significativa de los síntomas y una disminución del recuento de eosinófilos gastroduodenales en 9 individuos con gastroenteritis eosinofílica.
Se comprobó que el agente bloqueante de interleucina 5 mepolizumab, indujo una respuesta en un grupo de 6 pacientes con gastroenteritis eosinofílica o síndrome hipereosinofílico; sin embargo, en todos los respondedores se observó eosinofilia de rebote, con recaída clínica asociada.
Se ha comprobado que un anticuerpo nuevo dirigido contra CCR3, un receptor de eotaxina expresado por los eosinófilos, que facilita su reclutamiento a sitios de inflamación, disminuye la i9flamación eosinofílica y la diarrea en un modelo de ratón con gastroenteritis eosinofílica.
Trasplante de microbiota fecal
El trasplante de microbiota fecal ha demostrado ser eficaz para el tratamiento de las enfermedades inflamatorias intestinales, incluyendo la Infección por Clostridium difficile refractaria y la colitis ulcerosa.
Este tratamiento ha sido utilizado exitosamente en un paciente con enterocolitis eosinofílica con afectación del íleon y el colon, cuya enfermedad era refractaria a la nutrición enteral, la azatioprina, los esteroides y la resección quirúrgica, pero respondió al trasplante de microbiota fecal de un solo donante, además de los corticosteroides orales.
Cirugía
Los pacientes pueden presentar complicaciones de la inflamación intestinal incluyendo estenosis o perforación, y requieren terapia quirúrgica; pueden ser diagnosticadas incidentalmente en un muestra resecada quirúrgicamente.
Sin embargo, aún en el contexto de un abdomen agudo, una gastroenteritis eosinofílica conocida (o altamente sospechosa) o una colitis eosinofílica, los síntomas pueden responder al manejo conservador con inmunosupresores.
Síndrome hipereosinofílico con afectación gastrointestinal
El tratamiento para el síndrome hipereosinofílico es diferente del tratamiento de la gastroenteritis y la colitis eosinofílicas. Los corticosteroides, los agentes inhibidores de la tirosinacinasa, como imatinib, hidroxiurea, interferón-α y anti-interleucina 5,1 son efectivos para el tratamiento del síndrome hipereosinofílico. Para la infección por Strongyloides se recomienda el agente antiparasitario ivermectina.
Curso clínico de la gastroenteritis eosinofílica y colitis eosinofílica
El curso clínico de estas afecciones se ha descrito sobre la base de en un seguimiento de 43 pacientes, de los cuales la mayoría tuvo remisión espontánea o respondió a la terapia de primera línea. Sobre una mediana de seguimiento de 13 años, el 42% de estos pacientes no sufrió recaídas, el 37% exhibió un curso de recaídas y remisiones y, el 21% restante tenía enfermedad crónica sin remisión.
El seguimiento durante más de 1 año de los pacientes del estudio que presentaban colitis eosinofílica mostró que 5 (45%) tuvieron recaídas luego de suspender los esteroides (13 episodios); 2 de ellos requirieron tratamiento de mantenimiento a largo plazo con prednisona; 1 paciente requirió la resección ileal por perforación.
A pesar de que solo fueron 2 estudios pequeños, los datos sugieren que los pacientes que responden a la dieta inicial o a los corticosteroides deben ser monitoreados a largo plazo. En los pacientes con recaída durante la reducción o el cese de la corticoterapia, la misma puede ser aumentada o reiniciada, con vistas a su transición a un corticosteroide con menor biodisponibilidad o a un agente ahorrador de esteroides.
Conclusiones y orientaciones futuras.
En la actualidad, la eosinofilia en todo el tracto intestinal puede ser reconocida como un trastorno gastrointestinal eosinofílico primario (gastroenteritis eosinofílica o colitis eosinofílica), o secundario a una causa conocida como la infección parasitaria.
También han sido reconocidas nuevas enfermedades intestinales eosinofílicas, como la eosinofilia duodenal en la dispepsia funcional y la espiroquetosis del colon, con mayor número de eosinófilos colónicos.
Por lo tanto, se necesita un enfoque clínico-patológico reflexivo para asegurarse de que se realiza un diagnóstico correcto y un tratamiento dirigido. Se requieren más controles de casos y estudios de cohorte para caracterizar mejor los factores etiológicos y los antecedentes naturales de la enfermedad.
También son necesarios estudios terapéuticos rigurosos que examinen agentes ahorradores de esteroides para poder ofrecer una terapia segura y eficaz para los pacientes que requieren tratamiento de mantenimiento largo plazo.
Se espera que a medida que la investigación avance, la causa (o causas) de los trastornos gastrointestinales eosinofílicos primarios pueda ser determinada, lo que permitirá la orientación exitosa de las terapias de primera línea para estos trastornos, en lugar del enfoque de prueba y error que constituye la práctica actual.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti