jueves, 25 de agosto de 2016

32. Cirrosis y sus complicaciones - Oscar Beltrán, MD

31. Enfermedades hepáticas autoinmunes - Raúl Piña, MD

30. Hepatitis viral - Martín Garzón, MD

29. Enfermedad hepática alcohólica y NASH - Fernando Peñaloza, MD

28. colangiocarcinoma - Eduardo Cuello, MD

27. Cáncer de páncreas - Diego Aponte, MD

26. Pancreatitis crónica - Víctor Arbeláez, MD

25. Pancreatitis aguda - Edgar Germán Junca, MD

24. Función pancreática normal - Jorge Iván Lizarazo

23. Parasitosis intestinal - Oscar Beltrán, MD

22. Diarrea, antibióticos y probióticos - Emiro Meisel, MD

21. Urgencias anorectales - Juan Ricardo Márquez, MD

20. Estreñimiento y enfermedad diverticular - Alberto Rodríguez, MD

20. Estreñimiento y enfermedad diverticular - Alberto Rodríguez, MD

19. Tamizaje, lesiones premalignas y cáncer de colon - Rosario Albis, MD

18. Trastornos funcionales - Jaime Alvarado, MD

17. Enfermedad por reflujo gastroesofágico - Albis Cecilia Hani, MD

16. Nutrición básica para el gastroenterólogo - Nadia Barrera, MD

15. Enfermedad neoplásica del intestino delgado - Andres Montoya, MD

14. sangrado digestivo de origen oscuro - Fernando García del Risco, MD

14. sangrado digestivo de origen oscuro - Fernando García del Risco, MD

13. Diarrea crónica - Claudia Jaramillo, MD

12. Tratamiento enfermedad inflamatoria intestinal - Fabián Juliao, MD

11. Diagnóstico enfermedad inflamatoria intestinal - Juan Ricardo Márque...

10. Inducción a la recertificación - Camilo Blanco, MD

09. Hemorragia digestiva alta - Martín Gómez, MD

08. Tumores neuroendocrinos - GIST. - Gustavo Landazábal, MD

07. Cáncer gástrico - Adriana Rengifo, MD

06. Dispepsia funcional - Luis Fernando Pineda, MD

05. Enfermedad péptica ulcerosa - William Otero, MD

martes, 16 de agosto de 2016

Sindrome de Rapunzel

Rev Gastroenterol Mex 2016;81:178-9 - Vol. 81 Núm.3 DOI: 10.1016/j.rgmx.2015.08.005
Carta científica
Síndrome de Rapunzel: una causa rara de dolor abdominal
Rapunzel syndrome: A rare cause of abdominal pain
J.L. Beristain-Silvaa, R. Cordero-Barberenab, J.L. Beristain-Hernándezc,
Servicio de Cirugía General, Hospital General de Boca del Río, Boca del Río, Veracruz, México
Servicio de Pediatría, Hospital General de Boca del Río Boca del Río, Veracruz, México
Servicio de Cirugía General, Centro Médico Nacional «La Raza», Ciudad de México, México
Un bezoar es la acumulación de sustancias orgánicas dentro del tracto gastrointestinal. El síndrome de Rapunzel es una forma rara y poco frecuente de tricobezoar con una cola que se extiende más allá de estómago hacia el intestino delgado.
Presentamos el caso de una niña de 10 años referida a nuestro centro por dolor abdominal. La paciente cuenta entre sus antecedentes tricofagia desde hace varias semanas; dolor abdominal crónico y pérdida de peso no cuantificada; asimismo náusea y vómito gástrico, de predominio pospandrial, durante los últimos 7 días.
A la exploración física se encuentra deshidratada, con palidez generalizada, distensión abdominal, y una masa palpable y dolorosa en el epigastrio.
Los estudios de laboratorios mostraron una hemoglobina de 8.7g/dl (12-15g/dl), hematocrito del 26.9% (36-46%), leucocitos 9,250/mm3 (5,000-10,000/mm3), plaquetas 274×103/mm3 (150-400/mm3); con el resto de exámenes de laboratorio normales. La tomografía computarizada mostró un tumor intragástrico, que no presenta reforzamiento al medio de contraste, que se extendía hacia el duodeno (fig. 1).
Tomografía axial computarizada con doble contraste, donde se observa la presencia de un tumor intragástrico, con espirales de densidades variables, alternando con aire y paso parcial del medio de contraste hidrosoluble.
Figura 1.
Tomografía axial computarizada con doble contraste, donde se observa la presencia de un tumor intragástrico, con espirales de densidades variables, alternando con aire y paso parcial del medio de contraste hidrosoluble.
A la paciente se le realizó una laparotomía exploradora, encontrando una gran masa intraluminal en el estómago. Posterior a la gastrotomía se encontró un gran tricobezoar que se extendía hacia el intestino delgado; mismo que fue removido. Durante el posoperatorio, la paciente no presentó complicaciones y fue egresada al 6.° día (fig. 2).
Pieza quirúrgica del tricobezoar amoldado a la forma del estómago e intestino delgado.
Figura 2.
Pieza quirúrgica del tricobezoar amoldado a la forma del estómago e intestino delgado.
Posterior al tratamiento médico-quirúrgico, a la paciente se le diagnosticó trastorno depresivo, síndrome de ansiedad y pobre auto-imagen; fue tratada de forma inicial por psicología médica y, posteriormente, referida a paidopsiquiatría de otro centro para su tratamiento integral.
El síndrome de Rapunzel fue originalmente descrito por Vaughan en 1968. Desde entonces, menos de 100 casos se han reportado en la literatura, con características clínicas variables. Se han usado diferentes criterios por diferentes autores para reportar sus casos de síndrome de Rapunzel. Algunos lo han definido como un tricobezoar gástrico con una cola que se extiende hasta la válvula ileocecal; otros han dicho que es simplemente un tricobezoar con una cola larga, que puede extenderse al yeyuno, íleon o válvula ileocecal, e incluso otros lo definen como un tricobezoar de cualquier tamaño que se presenta con una obstrucción intestinal1.
El tricobezoar, una bola de cabello en la parte proximal del tracto gastrointestinal, es una condición rara, vista casi exclusivamente en mujeres jóvenes. El cabello humano es resistente a la digestión, así como a la peristalsis debido a su superficie lisa. Por lo tanto, se acumula entre los pliegues mucosos del estómago. Después de un período de tiempo, la ingestión continua de cabello lleva a la impactación del mismo junto con moco y alimento, causando la formación del tricobezoar. En la mayoría de los casos, el tricobezoar se encuentra confinado al estómago. Sin embargo, en algunos casos, el tricobezoar se extiende más allá del píloro hacia el yeyuno, íleon e inclusive el colon2.
Los pacientes con bezoares usualmente se presentan con síntomas gastrointestinales inespecíficos como dolor abdominal, anorexia y vómito. Pueden ocurrir complicaciones graves como la obstrucción, sangrado o perforación3.
Las características de presentación más comunes son el dolor abdominal (37%), náusea y vómito (33%), obstrucción (25%) y peritonitis (18%). Aunque poco común, los pacientes también pueden presentarse con pérdida de peso (7%), anorexia, hematemesis e intususcepción (7%). La mayor parte de los pacientes niegan cualquier antecedente de tricotilomanía o tricofagia, aun cuando se les pregunta de forma específica. Por lo tanto, se aconseja una evaluación y manejo psiquiátrico1.
Los estudios diagnósticos incluyen el ultrasonido, la tomografía y la panendoscopia. La tomografía axial computarizada tiene una alta tasa de precisión, pero la exactitud del ultrasonido en dichos casos no es tan alta. En la tomografía computarizada, se aprecia una lesión bien circunscrita, en la región gástrica, compuesta de espirales concéntricas de diferentes densidades con burbujas de aire enredadas dentro de ellas. El contraste oral llena los intersticios más periféricos de la lesión, con una banda delgada de contraste que la circunscribe. La ausencia de llenado al reforzamiento con contraste intravenoso, descarta una lesión neoplásica4.
La endoscopia juega el papel más importante en la detección de los bezoares gástrico, así como el tratamiento de algunos. La tomografía es útil para detectar bezoares pequeños gástricos y de intestino delgado. Una tomografía es particularmente valiosa en pacientes que necesitan el manejo quirúrgico de los bezoares de intestino delgado, no solo porque muestra el sitio obstruido en el intestino, sino porque también permite la observación de bezoares múltiples5.
Los casos manejados de manera conservadora tienen un pronóstico malo y, por lo tanto, se recomienda el manejo quirúrgico una vez que se haga el diagnóstico preoperatorio. Sin embargo, la mayor parte de los casos se diagnostican durante la laparotomía. Se sugiere el retiro quirúrgico por gastrotomía y enterotomías cuando se necesiten1.
El manejo por laparoscopia puede ser exitoso para extraer la bola de cabello. Otras modalidades de manejo mínimamente invasivas como la litotripsia extracorpórea, litotripsia endoscópica y la fragmentación por láser, están emergiendo. Su papel y su tasa de éxito necesitan definirse aun y por ahora, el estándar de oro es el manejo quirúrgico abierto4.
En nuestro caso, la paciente se presentó con un cuadro clínico de dolor abdominal y pérdida de peso, con el antecedente conocido de tricotilomanía. Al realizar la tomografía axial computarizada, se integró el diagnóstico del síndrome de Rapunzel. Se consideró que la realización de la endoscopia no agregaría ningún nuevo dato al diagnóstico, y dado que la paciente presentaba un cuadro de oclusión intestinal y extensión del tricobezoar hacia el intestino delgado, no se consideró de primera instancia el manejo endoscópico para esta paciente, prefiriendo realizar manejo quirúrgico de primera intención.
Aunque el síndrome de Rapunzel es una presentación rara de un tricobezoar con una extensión a través del estómago hacia el intestino delgado, debe siempre tenerse en cuenta para hacer el diagnóstico diferencial en niños con dolor abdominal, vómito o pérdida de peso. Una historia previa de tricofagia es esencial para la sospecha diagnóstica.
Financiamiento
No se recibió patrocinio alguno para realizar este artículo.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Referencias
1
S. Naik,V. Gupta,S. Naik
Rapunzel syndrome reviewed and redefined
Dig Surg, 24 (2007), pp. 157-161
2
R. Gorter,C. Kneepkens,E. Mattens
Management of trichobezoar: Case report and literature review
Pediatr Surg Int, 26 (2010), pp. 457-463
3
R. Zent,C. Cothren,E. Moore
Gastric trichobezoar and Rapunzel syndrome
J Am Coll Surg, 199 (2004), pp. 990
4
M. Rabie,A. Arishi,A. Khan
Rapunzel syndrome: The unsuspected culprit
World J Gastroenterol, 14 (2008), pp. 1141-1143
5
M. Iwamuro,H. Okada,K. Matsueda
Review of the diagnosis and management of gastrointestinal bezoars
World J Gastrointest Endosc, 7 (2015), pp. 336-345
Autor para correspondencia. Aquiles Serdán s/n, Col. Flores Magón, CP 94290 Boca del Río, Veracruz, México. Tel.: +01 52 229 923 4830, Ext.: 214.

lunes, 8 de agosto de 2016

Esofago de Barrett

¿Qué es el Esófago de Barrett?
El esófago es un órgano tubular que se ocupa de transportar los alimentos desde la boca hasta el estómago.
Para entender que es el esófago de Barrett es útil conocer la apariencia normal de la capa interna (mucosa) del esófago. La mucosa esofágica normal está cubierta por células planas llamadas escamosas y el aspecto del tejido es liso de color rosa pálido o blanco nacarado. En contraste, la mucosa en el esófago de Barrett adquiere un color rojizo de aspecto asalmonado, las células son cilíndricas y se asemejan a las del intestino delgado. Este cambio que se observa en las características de la capa interna del esófago se denomina también metaplasia intestinal (Ver fotos).
Es importante el diagnóstico del esófago de Barrett ya que las personas que lo presentan tienen reflujo severo y un muy bajo riesgo de desarrollar cáncer de esófago llamado adenocarcinoma de esófago (Ver más adelante).

Aspecto endoscópico del esófago de Barrett

Se aprecian tres variedades de esófago de Barrett:
En forma de lengüetas (arriba izquierda), circunferencial (arriba derecha) y en islotes (abajo izquierda). Abajo y a la derecha se observan las características microscópicas de la mucosa esofágica en el esófago de Barrett.
¿Es frecuente el esófago de Barrett?
El esófago de Barrett se suele observar en alrededor del 5% de las personas que tienen reflujo gastroesofágico persistente. Los síntomas más frecuentes del reflujo son la pirosis, que es la sensación de ardor en el medio del pecho, y la regurgitación, que es cuando el contenido del estómago sube por el esófago hasta la garganta o la boca. En Argentina, la frecuencia de presentación del reflujo gastroesofágico en la población general es de 23%. Aunque también hay sujetos que no presentan síntomas de reflujo y pueden tener esófago de Barrett.
¿Por qué se produce el esófago de Barrett?
Podemos considerar a las modificaciones que se producen en el Barrett como mecanismos adaptativos o de defensa que se establecen como consecuencia del reflujo persistente del contenido agresivo que sube desde el estómago hacia el esófago.
El jugo gástrico contiene ácido clorhídrico, enzimas y ácidos biliares, que son sustancias muy dañinas para el esófago. Para evitar que este jugo agresivo ascienda del estómago al esófago, contamos con dispositivos de barrera que impiden el reflujo gastroesofágico.
Cuando estos mecanismos de barrera fallan de un modo transitorio o persistente, se produce el reflujo gastroesofágico de un modo incesante.
Pero no todos los sujetos con reflujo tienen un esófago de Barrett. Además de existir un reflujo importante, debe coexistir una predisposición genética en esa persona para que se produzcan las modificaciones en los tejidos de la mucosa esofágica.
¿Cuáles son los factores que predisponen el desarrollo del esófago de Barrett?
La edad mayor de 50 años, sexo masculino, raza blanca y síntomas de reflujo por más de 5 años de duración. El tabaquismo, la ingesta importante de bebidas alcohólicas y la obesidad son también factores de riesgo. En contraposición, las frutas y verduras, la ingesta moderada de alcohol y la presencia del Helicobacter Pylori parecen reducir la presencia de esófago de Barrett.
La mayoría de los pacientes con esófago de Barrett tienen 60 años o más en el momento del diagnóstico. Se piensa que la mayor parte de estos pacientes ya tenían el esófago de Barrett entre 10 y 20 años antes de su diagnóstico.
¿Cuál es el riesgo de desarrollar el cáncer de esófago?
El riesgo de desarrollar un cáncer de esófago en el sujeto que tiene esófago de Barrett es menor del 0,5% anual, muy bajo si se lo compara con los riesgos de la población general de presentar otros tumores como el de mama, próstata, pulmón o colon.
Por lo tanto no se considera actualmente que deba efectuarse la pesquisa sistemática del Barrett en la población general. Pero si la vigilancia del paciente con Barrett, especialmente si presenta displasia (Ver más adelante).
El riesgo de transformación maligna es mayor en los pacientes con esófago de Barrett largo (mayores de 5 cm). En cambio, en el paciente con esófago de Barrett corto o en la metaplasia de la unión gastro-esofágica el riesgo de malignización es mucho menor.
¿Cuándo uno debe consultar al médico en estos casos?
Debería consultar al médico si presenta los factores de riesgo enumerados anteriormente (sexo masculino, edad mayor de 50 años, raza blanca, síntomas de reflujo mayor de 5 años de duración). A partir de dicha consulta se puede sospechar el diagnóstico de esófago de Barrett y se debe comenzar a estudiar; otra forma de presentación es con los llamados “síntomas de alarma”, tales como dificultad para tragar, pérdida de peso inexplicada, pérdida de sangre en la materia fecal, síntomas persistentes a pesar del tratamiento médico o dolor de pecho; ante estos síntomas se debe consultar con un médico, quien debe solicitarle un estudio.
¿Qué tipo de estudios son necesarios para evaluar el esófago de Barrett?
La endoscopia es el estudio de elección para el esófago de Barrett. Durante la endoscopía se toman muestras para el examen en el microscopio que permiten confirmar el diagnóstico. Se debe observar en el microscopio un tejido llamado metaplasia intestinal para diagnosticar el esófago de Barrett. Es posible que el especialista le solicite estudios específicos al patólogo o bien que se requiera una segunda opinión de un patólogo experto. En nuestro país contamos con el conocimiento y la tecnología suficiente para diagnosticar el esófago de Barrett.
Manejo del esófago de Barrett.
La orientación para el manejo del esófago de Barrett se basa en el grado de displasia que se observa en el tejido analizado por el patólogo mediante la observación microscópica.
La displasia indica el desorden y desorganización de las células en la metaplasia intestinal.
Cuando las células cambian desde el estado normal hasta el cáncer, ellas pueden pasar por grados progresivos de displasia. Aunque no siempre una displasia significa una progresión al cáncer. La inflamación del esófago puede semejar una displasia.
Los grados de displasia son:
  • Sin displasia. El control endoscópico del esófago de Barrett sin displasia se recomienda, según los expertos, cada 3 a 5 años.
  • En la displasia de bajo grado, el primer control endoscópico del esófago de Barrett se recomienda a los 6 meses. Si a los 6 meses la endoscopia con múltiples biopsias muestran que permanece la displasia de bajo grado, los expertos recomiendan control endoscópico anualmente mientras persista la displasia de bajo grado.
  • Displasia de alto grado. Es un estadio previo al desarrollo del cáncer. Sin embargo, en algunos casos la displasia de alto grado puede retornar a displasia de bajo grado. Cuando se diagnostica displasia de alto grado se debe hacer una consulta con otro patólogo especializado para tener una segunda opinión.
En el caso de la displasia de alto grado confirmada hay 3 opciones en su manejo:
  • Esofagectomía: el cirujano reseca el esófago completamente y une el estómago con un pequeño remanente del esófago superior. La cirugía presenta importantes complicaciones posoperatorias y mortalidad. En manos de cirujanos experimentados, este es el tratamiento de elección siempre y cuando los factores de riesgo quirúrgicos sean aceptables.
  • Tratamiento médico: aumentando la dosis de los supresores de la secreción de ácido y otro control endoscópico a los 3 meses, con toma de múltiples biopsias. Si presenta alguna lesión nodular o sobre-elevada se puede realizar la resección mucosa de esta lesión por vía endoscópica y análisis patológico de la misma para descartar el cáncer.
  • Las técnicas ablativas: como el método de radiofrecuencia. Estas técnicas consisten en destruir por medio de diferentes mecanismos las células metaplásicas y displásicas del esófago, para que luego del tratamiento se recubra por una mucosa normal.
Si usted presenta esófago de Barrett se le recomienda consultar a un médico gastroenterólogo general o especializado en patología esofágica.

ASPECTOS CLINICOS EN EL DIAGNOSTICO EL RIESGO DE CANCER Y TRATAMIENTO

04. Enfermedades Iatrogénicas del esófago - Rodrigo Castaño, MD

03. Neoplasias del esofago - Eduardo Valdivieso, MD

jueves, 4 de agosto de 2016

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Curso Internacional de Gastroenterología- Hector Otalora, MD

Lesiones premalignas y cáncer temprano gástrico - Fabián Emura, MD

02. Trastornos motores primarios del esófago - Raul Cañadas, MD

01. Palabras de bienvenida - Reinaldo Andrés Rincón Sánchez, MD