jueves, 1 de agosto de 2019

Dispepsia funcional: subgrupos

Se caracterizan por la manifestación de síntomas sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El síndrome de malestar posprandial es el subgrupo más grande según los criterios Roma IV Autor: Van Den Houte K, Carbone F, Tack J Expert Rev Gastroenterol Hepatol. 2019 Jan;13(1):37-46
Los trastornos gastrointestinales funcionales son trastornos crónicos comunes que se caracterizan por la manifestación de síntomas, sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El consenso Roma subdividió a los pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales según los patrones sintomáticos y otras características.
Entre ellos, la dispepsia funcional es uno de los trastornos funcionales más frecuentes, y estaría localizada a nivel gastroduodenal, con manifestaciones de saciedad temprana, plenitud posprandial, dolor epigástrico y pirosis. Los criterios Roma III y IV consideran que esta afección tiene características heterogéneas, por lo que se dividió en síndrome de malestar posprandial y síndrome de epigastralgia.

 Epidemiología
La prevalencia de la dispepsia funcional según el consenso Roma IV se encuentra entre el 8% y el 12%, en donde el 61% de las personas padecen síndrome de malestar posprandial; el 18%, síndrome de epigastralgia, y un 21% presenta solapamiento de ambos síndromes.
Según los hallazgos, los trastornos funcionales tienden a solaparse, y tanto el impacto de este solapamiento como su correcto diagnóstico, el mecanismo fisiopatológico y las opciones terapéuticas, entre otros, siguen bajo estudio. Estos trastornos se asocian con efectos sobre la calidad de vida, los costos de salud y las actividades diarias, incluso las laborales.

Solapamiento con otros trastornos
Los pacientes con dispepsia funcional frecuentemente tienen síntomas coexistentes con otros trastornos de tipo gastrointestinales o funcionales.
La afección con la que más a menudo hay solapamiento es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con una prevalencia mayor del 50% en pacientes con dispepsia funcional, mientras que en el resto de la población la ERGE representa entre un 15% y 25%.
Un estudio realizado en Corea, utilizando criterios Roma III, encontró un importante solapamiento entre el síndrome de intestino irritable y la dispepsia funcional; sin embargo, el estudio no distinguió al malestar posprandial del síndrome de epigastralgia.

Diagnóstico
El enfoque diagnóstico debería comenzar con una historia clínica detallada que identifique la presentación de los síntomas predominantes, como la saciedad temprana y la plenitud posprandial, entre otros.
Es importante evaluar la presencia de signos de alarma que puedan motivar a estudios más extensos en búsqueda de alguna enfermedad orgánica, como la pérdida de peso sin causa aparente, la disfagia y las hemorragias gastrointestinales, entre otras.
El diagnóstico de dispepsia funcional se realiza en presencia de una endoscopia gastrointestinal superior negativa.
En atención primaria, generalmente no se realiza la endoscopia y se deriva a los pacientes bajo el diagnóstico de dispepsia no investigada.
Ante la presencia de síntomas crónicos, el especialista puede realizar una endoscopia y arribar al diagnóstico al ser esta negativa. Las últimas guías recomiendan obtener biopsias gástricas de rutina, en función de detectar la presencia de Helicobacter pylori.

Mecanismos fisiopatológicos
Se ha implicado en la patogenia de la dispepsia funcional a una variedad de mecanismos fisiopatológicos, entre ellos alteraciones en la función gástrica sensorial y motora, cambios en la mucosa y, además, cambios en el procesamiento de distintas señales aferentes a nivel estomacal. Esta cantidad de mecanismos reflejarían la heterogeneidad de este trastorno.
Acomodación gástrica
La acomodación gástrica es el proceso de relajación del estómago proximal luego de la ingestión de alimento, lo que permite el almacenamiento de la comida sin un aumento en la presión intragástrica. El mecanismo de referencia para su evaluación es el barostato gástrico, un procedimiento invasivo casi nunca utilizado en la práctica.
Se ha propuesto un instrumento intragástrico de medición de la presión mediante sondas manométricas para la evaluación de la acomodación, pero todavía faltan estudios a gran escala.
La alteración en la acomodación gástrica se presenta hasta en el 45% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de saciedad temprana, un síntoma clave del malestar posprandial.
Vaciamiento gástrico
El vaciamiento gástrico puede ser evaluado mediante centellograma, prueba del aliento o, indirectamente, por medio de una cápsula inalámbrica.
El retraso en el vaciamiento gástrico se presenta en hasta el 30% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de plenitud posprandial, considerado cardinal del malestar posprandial; también se ha vinculado con náuseas y vómitos, síntomas más reminiscentes de la gastroparesia.
En un pequeño subgrupo de los pacientes con dispepsia funcional, el vaciamiento gástrico es más rápido que el normal. Todavía falta establecer si esta es una característica del subgrupo de malestar posprandial según los criterios Roma IV, pero un estudio reciente con tomografía por emisión de positrones (PET) demostró una asociación entre el vaciamiento gástrico acelerado y el trastorno en la acomodación.
Hipersensibilidad visceral
La hipersensibilidad visceral es uno de los mecanismos más importantes en la génesis de los síntomas de la dispepsia funcional.
Esta puede originarse a nivel periférico por aumento en la excitabilidad de las terminaciones nerviosas sensitivas a nivel gástrico, como también a nivel del sistema nervioso central.
Procesamiento alterado a nivel cerebral
Uno de los mecanismos en la hipersensibilidad visceral subyacente en la dispepsia funcional se apoyaría en los altos niveles de ansiedad, depresión y somatización y su asociación con la hipersensibilidad visceral.
Alteraciones de la mucosa
Las alteraciones en la integridad de la mucosa duodenal, con un bajo grado de inflamación con aumento de eosinófilos y mastocitos, se asociaron con el síntoma de saciedad temprana.
Cambios en la microbiota a nivel gastrointestinal superior, que pueden o no asociarse con las alteraciones de la mucosa, comienzan a surgir como un hallazgo potencialmente relevante.
Un informe preliminar de un estudio sugiere que los pacientes con dispepsia funcional podrían tener alteraciones en la composición de la microbiota duodenal. No está claro si estos cambios en la microbiota son específicos del síndrome de malestar posprandial.

Opciones de tratamientos
Enfoques generales de tratamiento
Los síntomas de dispepsia funcional, y especialmente los de malestar posprandial, generalmente son desencadenados por la ingestión de una comida, por lo que sería lógico considerar un ajuste dietario para el abordaje de los síntomas.
Usualmente se recomienda realizar comidas en porciones más pequeñas y evitar las grasas.
Algunas guías recomiendan la erradicación de H. pylori en pacientes con síntomas gastrointestinales y endoscopia negativa.
La supresión ácida con inhibidores de la bomba de protones es la terapia de primera elección en pacientes con dispepsia funcional. Los procinéticos serían menos efectivos para la dispepsia funcional que los inhibidores de la bomba de protones.
Algunos metanálisis confirman la eficacia de los procinéticos como grupo farmacológico, pero son pocos agentes los que se encuentran disponibles, y los estudios tienen una calidad extremadamente heterogénea.
Agentes que favorecen la acomodación
La alteración en la acomodación es el trastorno motor más documentado para la dispepsia funcional.
En un estudio con buspirona en 17 pacientes, esta mejoró los síntomas y se asoció con una mejoría en la acomodación gástrica, sin los efectos ansiolíticos que expliquen el beneficio sintomático.
La acotiamida es un inhibidor presináptico muscarínico y un inhibidor de la colinesterasa que, según un estudio de fase III realizado en Japón, ha demostrado efectos favorables en pacientes con malestar posprandial en cuanto a los síntomas de saciedad temprana, plenitud posprandial y distensión abdominal.
Neuromoduladores para el síndrome de malestar posprandial
Un estudio multicéntrico evaluó la mejoría de los síntomas con placebo, escitalopram y amitriptilina. El escitalopram no presentó efectos benficiosos, mientras que la amitriptilina mejoró los síntomas en pacientes con dolor y en aquellos que no presentaban retraso en el vaciamiento gástrico, lo que sugeriría una falta de eficacia en el malestar posprandial.
Sin embargo, el número de estudios de alta calidad de neuromoduladores sobre la dispepsia funcional o el malestar posprandial es limitado.
La mirtazapina fue eficaz para mejorar los síntomas generales, la saciedad temprana, las náuseas y la tolerancia al volumen de nutrientes. En otro estudio, la mirtazapina no afectó la función motriz y sensorial gástrica, lo que sugeriría un modo de acción predominante a nivel central.
Medicamentos herbales y naturales
Varias formulaciones herbales y naturales se han evaluado en pacientes con dispepsia funcional. Se han efectuado estudios de un preparado de varias hierbas medicinales, el cual habría demostrado ser beneficioso en pacientes con dispepsia funcional.
El aceite de menta se ha evaluado para el tratamiento de la dispepsia funcional, y se verificó que las cápsulas fueron superiores al placebo en el alivio de los síntomas de epigastralgia y malestar posprandial, con buena tolerancia. El mecanismo de acción todavía no ha sido establecido, pero algunos estudios demostrarían la capacidad del aceite de menta para relajar el estómago proximal.
Probióticos y antibióticos
Los productos que contienen probióticos han aumentado su popularidad. Un estudio realizado en Japón, en pacientes con malestar posprandial bajo tratamiento con Lactobacillus gasseri, habría mejorado los síntomas frente al placebo, con una frecuencia mayor de eliminación de los síntomas frente al placebo. También se realizó un estudio con rifaximina, con resultados prometedores.
Conclusiones
  • Los autores consideran que, según los estudios epidemiológicos, el síndrome de malestar posprandial es el subgrupo de dispepsia funcional más grande según los criterios Roma IV.
     
  • La fisiopatología del malestar posprandial probablemente involucre un trastorno sensorial y motriz a nivel gástrico, además de una inflamación leve a nivel duodenal.
     
  • Además, concluyen que los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina no han demostrado eficacia.
     
  • Por otro lado, el antidepresivo atípico mirtazapina y los ansiolíticos del grupo 5-HT1A han demostrado eficacia en el síndrome de malestar posprandial.
SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica

Cáncer de esófago

Conceptos actuales sobre el adenocarcinoma de esófago y de la unión gastroesofágica. Diagnóstico precoz, riesgos y estrategias preventivas actualesAutor: Sri G Thrumurthy, M Asif Chaudry , Sasha S D Thrumurthy, Muntzer Mughal BMJ 2019;366:l4373



Lo que es necesario saber
  La incidencia de cáncer esofágico continúa aumentando en los países
  Los hombres tienen más del doble de probabilidades de verse afectados que las mujeres
  Los dos subtipos histológicos principales son el adenocarcinoma (vinculado a la obesidad y el reflujo gastroesofágico [ERGE]) y el carcinoma de células escamosas (vinculado al consumo de alcohol y tabaco)
  El reflujo es común en la enfermedad temprana; la disfagia y la odinofagia son comunes en la enfermedad localmente avanzada o tardía
  La investigación óptima es la endoscopia digestiva alta con biopsia del tejido sospechoso
Actualmente, el cáncer de esófago es la sexta causa de muerte más común asociada al cáncer en todo el mundo.
La incidencia global de la enfermedad ha aumentado significativamente en las últimas 4 décadas. Considerada por regiones, la más elevada se halla en Asia oriental,  pero comparando por países, el Reino Unido sigue siendo el primero en la lista.
Este artículo está dedicado especialmente al adenocarcinoma de esófago y de la unión gastroesofágica, ya que las similitudes fisiopatológicas y clínicas que tienen con el “cáncer de esófago”·permite estadificarse y manejarse como entidades similares (la estadificación del cáncer gástrico es diferente.
Durante la última década, la mayor práctica de la derivación precoz de los pacientes con sospecha de cáncer de esófago ha mejorado la detección en estadio temprano, que es una enfermedad curable. Junto con las nuevas terapias endoscópicas y las estrategias terapéuticas perioperatorias, las tasas de supervivencia en general también han mejorado.
¿Qué es el cáncer de esófago?
El cáncer de esófago se refiere a los tumores que se originan en la mucosa esofágica, que pueden progresar localmente hasta involucrar la submucosa subyacente y la capa muscular, invadiendo eventualmente las estructuras adyacentes, como el árbol traqueobronquial, el nervio laríngeo recurrente, la aorta torácica o el diafragma.
El adenocarcinoma y el carcinoma de células escamosas representan más del 95% de todos los casos de cáncer de esófago en todo el mundo. Los casos restantes pueden atribuirse a subtipos histológicos como el carcinoma de células pequeñas, el sarcoma, el linfoma, el melanoma y el coriocarcinoma, pero son raros, incluso en los centros terciarios.
El carcinoma de células escamosas del esófago, que a menudo se asocia con el consumo de alcohol y tabaco y afecta principalmente al esófago superior y medio, fue el cáncer esofágico más común en los años sesenta. Sin embargo, el aumento en el mundo desarrollado de la ERGE) y la enfermedad del esófago de Barrett en los hombres jóvenes por lo demás sanos, ha contribuido al adenocarcinoma esofágico, siendo ahora el subtipo más común en todo el oeste de Europa y América del Norte.
Los cánceres del esófago inferior y de la unión gastroesofágica son típicamente adenocarcinomas, y a menudo se asocian con ERGE, esófago de Barrett, alto índice de masa corporal y sexo masculino.
Las metástasis de ambos subtipos de cáncer ocurren típicamente en los ganglios linfáticos periesofágicos, hígado y pulmones.
Factores de riesgo
La mayoría de los factores de riesgo se aplican a todas las formas de cáncer de esófago, pero algunos son específicos de ciertos subtipos.
Edad
La incidencia de cáncer de esófago aumenta considerablemente más después de los 45 años; la mayor incidencia global se observa en personas >85 años. Más del 85% de los casos involucra a personas >55 años. La incidencia pico es en varones de 85 a 89 años, mientras que en las mujeres alcanza su máximo después de los 90 años.
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Un estudio de casos y controles con 1.428 sueco sugirió la existencia de una relación entre la gravedad, la duración de los síntomas y la frecuencia de los síntomas de reflujo con el riesgo de adenocarcinoma esofágico.
Esófago de Barrett
Un estudio de 1.028 pacientes con esófago de Barrett de dinamarqués reveló una incidencia de 1,2 casos/1.000 personas-años y concluyó que las personas con esófago de Barrett tienen un riesgo relativo de desarrollar adenocarcinoma, de 11,3 con un riesgo de 0,12/año. Otro estudio reveló que la inactivación de ciertos genes puede estar asociada con la progresión del esófago de Barrett a la displasia o el cáncer.
Las lesiones premalignas, como las displásicas de alto grado y los cánceres del esófago tempranos se encuentran hasta en el 40% de las personas con esófago de Barrett displásico. Si bien el riesgo del esófago de Barrett sin displasia que evoluciona hacia el cáncer es aproximadamente 0,33%, en los individuos con lesiones displásicas de alto grado se eleva al 10%.
La guía actual de la European Society of Gastrointestinal Endoscopy recomienda la vigilancia endoscópica de la mucosa de Barrett sin displasia: 1 vez/5  años cuando se halla mucosa de Barrett de 1-3 cm de longitud y, 1 vez/3 años cuando la mucosa de Barrett es de 3-10 cm de largo.
Índice de masa corporal (IMC)
Un estudio de cohorte de 120.852 pacientes en los Países Bajos reveló que, en comparación con las personas con un IMC de 20,0-24,9, las personas con IMC de 25,0-29,9 tenían un riesgo relativo de cáncer esofágico de 1,40, y aquellos con IMC >30, tenían un riesgo relativo de 3,96.
Esta asociación fue previamente atribuida al aumento de la ERGE en personas obesas, pero estudios basados en la población han confirmado que el riesgo atribuido al IMC existe independientemente del reflujo.
Del mismo modo, un estudio de casos y controles en Suecia halló que las personas con IMC >30 tenían más probabilidades de desarrollar adenocarcinoma esofágico que las personas con un IMC <22.
Sexo masculino
En todo el mundo, los hombres tienen una fuerte preponderancia para el cáncer de esófago (proporción hombre/mujer de 2,4: 1) que no se puede atribuir a factores de riesgo como la ERGE y la obesidad (que tienen una distribución uniforme entre ambos sexos).
Sin embargo, hay una variación global significativa en la incidencia, con tasas en los hombres que van desde 170/1.000.000 en Asia oriental a 8/1.000.000 en África occidental. Del mismo modo, las tasas en mujeres van desde 78/1.000.000 en África oriental a 2/1.000.000 en Micronesia/Polinesia.
Dieta
Una revisión epidemiológica global de 47 estudios multimodalidad mostró que el mayor consumo de verduras y frutas (50 g/día) redujo el riesgo de cáncer esofágico en aproximadamente un 20%. Esto coincidió con los datos de un estudio norteamericano, que también mostró que el 28, 7% de los casos de carcinoma de esófago de células escamosas y el 15,3% de los casos de adenocarcinoma esofágico habían tenido una baja ingesta de frutas y verduras.
Los autores expresan que no se sabe si atribuirlo a las propiedades antioxidantes. También se ha demostrado el efecto sinérgico del tabaquismo y la ingesta excesiva de alcohol.
Virus del papiloma humano (VPH)
Un metaanálisis de estudios de observación realizados en Asia, Europa, América del Norte, África del Sur, Oriente Medio y Australia en 2.638 pacientes reveló que la infección con el VPH aumentó el riesgo de carcinoma de células escamosas del esófago.
Presentación
La ubicación, estadio y subtipo histológico tumoral pueden influir en el modo de presentación. Debido a la distensibilidad de la pared esofágica y a su capacidad para acomodarse el paso del bolo alimenticio, los pacientes con cánceres esofágicos en su primeras etapas (0 a II) pueden no manifestar síntomas notables.
La mitad de los individuos con cáncer de esófago se presentan con la enfermedad en sus etapas tardías (III y IV) ? los síntomas de presentación más comunes en estas etas son la disfagia y la odinofagia.
El reflujo y la dispepsia son síntomas de presentación más comunes en las primeras etapas del adenocarcinoma. En los pacientes con enfermedad localmente avanzada, la disfagia precede a la pérdida de peso severa.
Los pacientes con tumores en el esófago superior avanzados (típicamente el carcinoma de células escamosas) también pueden presentarse con voz ronca(por compresión tumoral del nervio laríngeo recurrente), mientras que aquellos con afectación del nervio frénico pueden presentar con hipo.
La tos paroxística o posprandial puede indicar la presencia de una fístula esófago-bronquial o esófago-traqueal, secundaria a la invasión localmente avanzada del tumor.
En cualquier paciente que se presenta con reflujo, disfagia, dispepsia o regurgitación hay que considerar los principales diagnósticos diferenciales, que figuran en la siguiente tabla.
Diagnósticos diferenciales comunes del cáncer de esófago
Patología
Manifestaciones clínicas diferenciales
Investigaciones diferenciadoras
Esófago de Barrett benigno • Reflujo de larga duración
 • Disfagia (rara)
  La gastroscopia y la biopsia diferencian la estenosis de Barrett benigna, la metaplasia intestinal benigna, la displasia y el cáncer invasivo.
Estrechez péptica benigna  Reflujo crónico
  Disfagia de lenta progresión
  La gastroscopia confirma la estenosis de apariencia benigna.
Acalasia  Larga historia de regurgitación.
  No hay historia de reflujo
  Puede ser clínicamente indistinguible del cáncer de  esófago
  El trago de sustancia de contraste revela el típico defecto de llenado del "pico de pájaro"
  Para diferenciar la acalasia de la seudoacalasia * (que puede imitar a la acalasia clínica y radiológica), la gastroscopia es vital para evaluar la mucosa y hacer la biopsia
  La gastroscopia de la acalasia temprana a menudo se informa como "normal" debido a su baja sensibilidad para la acalasia
  La manometría esofágica revela una relajación incompleta en el esfínter esofágico mucosa.
*La seudoacalasia se refiere a una dilatación del esófago similar a la acalasia secundaria al estrechamiento esofágico distal por causas distintas a la denervación primaria. Estas causas incluyen malignidad (típicamente cáncer gástrico submucoso) con extensión esofágica
 
Sin embargo, es importante que todos los pacientes que cumplen con los criterios de derivación del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) por sospecha el cáncer esofágico sean remitidos al especialista para la realización de una endoscopia gastrointestinal superior.
 
National Institute for Health and Care Excellence (NICE).Criterios de derivación del paciente ante la sospecha de cáncer esofágico
Criterios de derivación urgente
Para gastroscopia de acceso directo a realizarse dentro de las 2 semanas.
    • Disfagia
    • Edad ≥55 años con pérdida de peso y cualquiera de los siguientes:
             - Dolor abdominal superior
             - Reflujo
             - Dispepsia
Criterios de derivación no urgente
Para gastroscopia de acceso directo.
     Hematemesis
     Edad ≥55 años con cualquiera de los siguientes:
- Dispepsia resistente al tratamiento.
- Dolor abdominal superior y anemia.
- Aumento del recuento de plaquetas con náuseas, vómitos, pérdida de peso, reflujo, dispepsia, o dolor abdominal superior
Náuseas o vómitos con pérdida de peso, reflujo, dispepsia o superior, dolor abdominal
                
 
 Diagnóstico
El cáncer de esófago se diagnostica inicialmente mediante la gastroscopia con biopsia del tejido sospechoso. La gastroscopia está indicada para los pacientes sintomáticos con factores de riesgo.
Considerar también derivar a los pacientes sintomáticos que no cumplen con los criterios, con el fin de recibir la opinión del especialista. Los especialistas considerarán la investigaciones para caracterizar endoscópicamente el cáncer de esófago ya diagnosticado.
Investigaciones concertadas por los especialistas para profundizar las características del cáncer de esófago diagnosticado endoscópicamente.
  Tomografía computarizada (TC): se utiliza para la estadificación TNM (invasión tumoral, afectación ganglionar, metástasis)
  Imagen de resonancia magnética: puede confirmar la naturaleza de la lesiones dudosas que no pueden ser completamente caracterizadas en la TC.
 • Tomografía por emisión de positrones con TC (PET-TC): detecta metástasis distantes no evidentes en la estadificación de la TC sola.
 • Ecografía endoscópica: brinda la caracterización loco-regional más precisa de la enfermedad y puede ser utilizada junto con la aspiración con aguja fina, para estadificar los ganglios indeterminados en la vecindad tumoral.
  Diagnóstico laparoscópico: es un complemento de la estadificación para excluir las metástasis peritoneales que pueden no haber sido evidentes en la PET-TC.
 
  Prevención
El consenso global de expertos sugiere que, aunque la reducción de la grasa total, la grasa saturada y el colesterol de la dieta reduce el riesgo de adenocarcinoma esofágico, la evitación del alcohol y del tabaco es probablemente el mejor medio para reducir el riesgo de cáncer esofágico.
Los organismos de salud pública también podrían considerar la profilaxis a través de los programas de vacunación contra el VPH, en regiones con una elevada incidencia de cáncer de células escamosas esofágicas.
 Farmacología
Hay varias hipótesis de que ciertos agentes farmacológicos pueden ayudar aprevenir el desarrollo de cáncer esofágico, como la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos. Coincidentemente, un estudio más recientemente, un estudio de casos y controles publicado en 2015 con 637 participantes sostiene que el uso regular de aspirina o AINE reduce el riesgo de esófago de Barrett1.
Un metaanálisis publicado en 2012 también informa que las estatinas reducen el riesgo de cáncer esofágico mientras que ensayo controlado aleatorizado multicéntrico de 2018 menciona la falta de beneficio de dosis elevadas de esomeprazol sobre la incidencia de adenocarcinoma de esófago.
 Cribado
La guía de la British Society of Gastroenterology informa que el cribado del cáncer esofágico está indicado en pacientes con esófago de Barrett, para detectar las lesiones premalignas y los cánceres precoces.
La guía también establece que no se justifica el cribado en las personas de las población general con síntomas de reflujo, debido a la incidencia relativamente baja de cáncer de esófago en relación con la alta prevalencia de la ERGE en general.
La guía del North America’s National Cancer Institute afirma que la detección endoscópica del reflujo en la población general resultaría en una reducción insignificante de la mortalidad de cáncer de esófago, con una morbilidad indebida conferida por el riesgo relacionado con la endoscopia.
Sin embargo, se está considerando la detección no invasiva del cáncer de esófago en la población general. El ensayo BEST2, multicéntrico, publicado en 2017, evaluó el uso de una cápsula endoscópica gastrointestinal (gastroscopia) con un dispositivo para tomar muestras del esófago (el Cytosponge), obviando potencialmente la necesidad de una evaluación endoscópica en pacientes de bajo riesgo con esófago de Barrett.
Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti

martes, 4 de junio de 2019

Dispepsia funcional: subgrupos

Se caracterizan por la manifestación de síntomas sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El síndrome de malestar posprandial es el subgrupo más grande según los criterios Roma IV
Autor: Van Den Houte K, Carbone F, Tack J Expert Rev Gastroenterol Hepatol. 2019 Jan;13(1):37-46
Introducción
Los trastornos gastrointestinales funcionales son trastornos crónicos comunes que se caracterizan por la manifestación de síntomas, sin evidencia de enfermedad estructural, orgánica o metabólica. El consenso Roma subdividió a los pacientes con trastornos gastrointestinales funcionales según los patrones sintomáticos y otras características.
Entre ellos, la dispepsia funcional es uno de los trastornos funcionales más frecuentes, y estaría localizada a nivel gastroduodenal, con manifestaciones de saciedad temprana, plenitud posprandial, dolor epigástrico y pirosis. Los criterios Roma III y IV consideran que esta afección tiene características heterogéneas, por lo que se dividió en síndrome de malestar posprandial y síndrome de epigastralgia.

 Epidemiología
La prevalencia de la dispepsia funcional según el consenso Roma IV se encuentra entre el 8% y el 12%, en donde el 61% de las personas padecen síndrome de malestar posprandial; el 18%, síndrome de epigastralgia, y un 21% presenta solapamiento de ambos síndromes.
Según los hallazgos, los trastornos funcionales tienden a solaparse, y tanto el impacto de este solapamiento como su correcto diagnóstico, el mecanismo fisiopatológico y las opciones terapéuticas, entre otros, siguen bajo estudio. Estos trastornos se asocian con efectos sobre la calidad de vida, los costos de salud y las actividades diarias, incluso las laborales.

Solapamiento con otros trastornos
Los pacientes con dispepsia funcional frecuentemente tienen síntomas coexistentes con otros trastornos de tipo gastrointestinales o funcionales.
La afección con la que más a menudo hay solapamiento es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), con una prevalencia mayor del 50% en pacientes con dispepsia funcional, mientras que en el resto de la población la ERGE representa entre un 15% y 25%.
Un estudio realizado en Corea, utilizando criterios Roma III, encontró un importante solapamiento entre el síndrome de intestino irritable y la dispepsia funcional; sin embargo, el estudio no distinguió al malestar posprandial del síndrome de epigastralgia.

Diagnóstico
El enfoque diagnóstico debería comenzar con una historia clínica detallada que identifique la presentación de los síntomas predominantes, como la saciedad temprana y la plenitud posprandial, entre otros.
Es importante evaluar la presencia de signos de alarma que puedan motivar a estudios más extensos en búsqueda de alguna enfermedad orgánica, como la pérdida de peso sin causa aparente, la disfagia y las hemorragias gastrointestinales, entre otras.
El diagnóstico de dispepsia funcional se realiza en presencia de una endoscopia gastrointestinal superior negativa.
En atención primaria, generalmente no se realiza la endoscopia y se deriva a los pacientes bajo el diagnóstico de dispepsia no investigada.
Ante la presencia de síntomas crónicos, el especialista puede realizar una endoscopia y arribar al diagnóstico al ser esta negativa. Las últimas guías recomiendan obtener biopsias gástricas de rutina, en función de detectar la presencia de Helicobacter pylori.

Mecanismos fisiopatológicos
Se ha implicado en la patogenia de la dispepsia funcional a una variedad de mecanismos fisiopatológicos, entre ellos alteraciones en la función gástrica sensorial y motora, cambios en la mucosa y, además, cambios en el procesamiento de distintas señales aferentes a nivel estomacal. Esta cantidad de mecanismos reflejarían la heterogeneidad de este trastorno.
Acomodación gástrica
La acomodación gástrica es el proceso de relajación del estómago proximal luego de la ingestión de alimento, lo que permite el almacenamiento de la comida sin un aumento en la presión intragástrica. El mecanismo de referencia para su evaluación es el barostato gástrico, un procedimiento invasivo casi nunca utilizado en la práctica.
Se ha propuesto un instrumento intragástrico de medición de la presión mediante sondas manométricas para la evaluación de la acomodación, pero todavía faltan estudios a gran escala.
La alteración en la acomodación gástrica se presenta hasta en el 45% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de saciedad temprana, un síntoma clave del malestar posprandial.
Vaciamiento gástrico
El vaciamiento gástrico puede ser evaluado mediante centellograma, prueba del aliento o, indirectamente, por medio de una cápsula inalámbrica.
El retraso en el vaciamiento gástrico se presenta en hasta el 30% de los pacientes con dispepsia funcional y se ha asociado con síntomas de plenitud posprandial, considerado cardinal del malestar posprandial; también se ha vinculado con náuseas y vómitos, síntomas más reminiscentes de la gastroparesia.
En un pequeño subgrupo de los pacientes con dispepsia funcional, el vaciamiento gástrico es más rápido que el normal. Todavía falta establecer si esta es una característica del subgrupo de malestar posprandial según los criterios Roma IV, pero un estudio reciente con tomografía por emisión de positrones (PET) demostró una asociación entre el vaciamiento gástrico acelerado y el trastorno en la acomodación.
Hipersensibilidad visceral
La hipersensibilidad visceral es uno de los mecanismos más importantes en la génesis de los síntomas de la dispepsia funcional.
Esta puede originarse a nivel periférico por aumento en la excitabilidad de las terminaciones nerviosas sensitivas a nivel gástrico, como también a nivel del sistema nervioso central.
Procesamiento alterado a nivel cerebral
Uno de los mecanismos en la hipersensibilidad visceral subyacente en la dispepsia funcional se apoyaría en los altos niveles de ansiedad, depresión y somatización y su asociación con la hipersensibilidad visceral.
Alteraciones de la mucosa
Las alteraciones en la integridad de la mucosa duodenal, con un bajo grado de inflamación con aumento de eosinófilos y mastocitos, se asociaron con el síntoma de saciedad temprana.
Cambios en la microbiota a nivel gastrointestinal superior, que pueden o no asociarse con las alteraciones de la mucosa, comienzan a surgir como un hallazgo potencialmente relevante.
Un informe preliminar de un estudio sugiere que los pacientes con dispepsia funcional podrían tener alteraciones en la composición de la microbiota duodenal. No está claro si estos cambios en la microbiota son específicos del síndrome de malestar posprandial.

Opciones de tratamientos
Enfoques generales de tratamiento
Los síntomas de dispepsia funcional, y especialmente los de malestar posprandial, generalmente son desencadenados por la ingestión de una comida, por lo que sería lógico considerar un ajuste dietario para el abordaje de los síntomas.
Usualmente se recomienda realizar comidas en porciones más pequeñas y evitar las grasas.
Algunas guías recomiendan la erradicación de H. pylori en pacientes con síntomas gastrointestinales y endoscopia negativa.
La supresión ácida con inhibidores de la bomba de protones es la terapia de primera elección en pacientes con dispepsia funcional. Los procinéticos serían menos efectivos para la dispepsia funcional que los inhibidores de la bomba de protones.
Algunos metanálisis confirman la eficacia de los procinéticos como grupo farmacológico, pero son pocos agentes los que se encuentran disponibles, y los estudios tienen una calidad extremadamente heterogénea.
Agentes que favorecen la acomodación
La alteración en la acomodación es el trastorno motor más documentado para la dispepsia funcional.
En un estudio con buspirona en 17 pacientes, esta mejoró los síntomas y se asoció con una mejoría en la acomodación gástrica, sin los efectos ansiolíticos que expliquen el beneficio sintomático.
La acotiamida es un inhibidor presináptico muscarínico y un inhibidor de la colinesterasa que, según un estudio de fase III realizado en Japón, ha demostrado efectos favorables en pacientes con malestar posprandial en cuanto a los síntomas de saciedad temprana, plenitud posprandial y distensión abdominal.
Neuromoduladores para el síndrome de malestar posprandial
Un estudio multicéntrico evaluó la mejoría de los síntomas con placebo, escitalopram y amitriptilina. El escitalopram no presentó efectos benficiosos, mientras que la amitriptilina mejoró los síntomas en pacientes con dolor y en aquellos que no presentaban retraso en el vaciamiento gástrico, lo que sugeriría una falta de eficacia en el malestar posprandial.
Sin embargo, el número de estudios de alta calidad de neuromoduladores sobre la dispepsia funcional o el malestar posprandial es limitado.
La mirtazapina fue eficaz para mejorar los síntomas generales, la saciedad temprana, las náuseas y la tolerancia al volumen de nutrientes. En otro estudio, la mirtazapina no afectó la función motriz y sensorial gástrica, lo que sugeriría un modo de acción predominante a nivel central.
Medicamentos herbales y naturales
Varias formulaciones herbales y naturales se han evaluado en pacientes con dispepsia funcional. Se han efectuado estudios de un preparado de varias hierbas medicinales, el cual habría demostrado ser beneficioso en pacientes con dispepsia funcional.
El aceite de menta se ha evaluado para el tratamiento de la dispepsia funcional, y se verificó que las cápsulas fueron superiores al placebo en el alivio de los síntomas de epigastralgia y malestar posprandial, con buena tolerancia. El mecanismo de acción todavía no ha sido establecido, pero algunos estudios demostrarían la capacidad del aceite de menta para relajar el estómago proximal.
Probióticos y antibióticos
Los productos que contienen probióticos han aumentado su popularidad. Un estudio realizado en Japón, en pacientes con malestar posprandial bajo tratamiento con Lactobacillus gasseri, habría mejorado los síntomas frente al placebo, con una frecuencia mayor de eliminación de los síntomas frente al placebo. También se realizó un estudio con rifaximina, con resultados prometedores.
Conclusiones
  • Los autores consideran que, según los estudios epidemiológicos, el síndrome de malestar posprandial es el subgrupo de dispepsia funcional más grande según los criterios Roma IV.
     
  • La fisiopatología del malestar posprandial probablemente involucre un trastorno sensorial y motriz a nivel gástrico, además de una inflamación leve a nivel duodenal.
     
  • Además, concluyen que los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina y los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina no han demostrado eficacia.
     
  • Por otro lado, el antidepresivo atípico mirtazapina y los ansiolíticos del grupo 5-HT1A han demostrado eficacia en el síndrome de malestar posprandial.
SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica